Guatemala es uno de los países donde la pobreza y necesidad obligan a que la inversión pública sea efectiva y en beneficio de esa población tan necesitada que termina siendo expulsada por sus circunstancias de vida que le obligan a ver en la migración la única esperanza. Sin embargo, la cooptación del Estado pactada por políticos y sus financistas desvirtúa ese objetivo fundamental porque los recursos se los reparten unos cuantos y dejan al resto hundido en su miseria y abandono.

El Presupuesto en el año electoral que se nos viene está hecho a la medida de los corruptos que pretenden continuar en el poder y lejos de haberse pensado con idea de promover políticas públicas de apoyo a las poblaciones abandonadas, concentra recursos en lugares donde se puede otorgar plazas a los activistas políticos y en despachos que pondrán todo su esfuerzo al servicio de causas políticas que persiguen continuar con la fiesta y frenar, definitivamente, la lucha contra la corrupción.

El Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales lo señaló con propiedad y detalle. Por ejemplo citan que el Ministerio de Salud recibirá Q480 millones en el rubro de “servicios de apoyo” que permite la contratación de personal temporal (que siempre se termina volviendo permanente por lo que crecen los gastos de funcionamiento) que servirán para proyectos políticos. Y lo dicen expertos en temas de elaboración de presupuesto y manejo de los temas fiscales, lo que significa una importante voz de alerta sobre el mal uso que se hará con los fondos siempre escasos de cara a las necesidades existentes.

Pero no se puede esperar algo diferente de la propuesta de un gobierno inepto que no ha sido capaz de ejecutar sus presupuestos, pero que tiene entre ceja y ceja acabar con la lucha contra la impunidad y la corrupción, lo que significa que harán micos y pericos para lograr el control de un Congreso que siga siendo tan corrupto como el actual y de los otros poderes del Estado. Si todo lo que ha hecho hasta hoy el gobierno gira alrededor de ese empeño por salir de la CICIG y controlar a un Ministerio Público entretenido en ser vigilante, no habría razón para suponer que el presupuesto que presentan al corrupto Congreso no vaya en la línea de ser utilizado para consagrar y perpetuar esa finalidad.

Un presupuesto amañado era lo único que podía salir de un Congreso y un ministerio que a lo largo de estos años ha sido alfombra de los corruptos. Y con una Contraloría bajo la suela, la jugada está cantada.

Redacción La Hora

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