Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Desde el 31 de agosto y los primeros días de septiembre del presente año hubo en algunos preocupados un sentimiento de alegría porque se anunció que no había CICIG más allá de 2019, y se prohibió el ingreso del comisionado Iván Velásquez al territorio nacional. La Corte de Constitucionalidad (CC) resolvió, pero el Gobierno insiste que siempre no cumplirá el fallo y alguna gente (los que hablaban de certeza jurídica) dicen que “respetan las decisiones del Gobierno”.

Han comentado diversas personas que cuando se dieron los eventos que mencioné al inicio del primer párrafo hubo una algarabía colectiva de aquellos que han puesto su empeño y dinero en intentar que las preocupaciones que generan las investigaciones se acabaran, e incluso llegaron a mencionar que habían ganado la batalla cuando su pacto con la UNE, Alejos, Arzú y Cia. les valió la modificación a la tipificación, penas y denominación al delito de financiamiento electoral ilícito.

Cuando hace casi dos semanas salió un nuevo caso de la CICIG, trabajado en conjunto y aprobado por la Fiscal General, Consuelo Porras, hubo quienes desconcertados buscaron al presidente Jimmy Morales para preguntarle: ¿Presidente, y no que tenía controlada a la CICIG?

Y el reclamo viene por los esfuerzos del Gobierno en generar la sensación de que todo está bajo control y por eso insisten en que la ONU debe nombrar un nuevo Jefe de la Comisión, que el adjunto debe ser nombrado con el beneplácito del Gobierno, que vendrá solo a transferir capacidades y a cerrar casos, que los investigadores ya no serán riesgo porque verán la forma de no dejarlos entrar a Guatemala, etc., etc.

Resulta preocupante que los mandamases del grupo, pero los meros meros, piensen que el futuro de Guatemala pasa por volver al pasado y por seguir teniendo la incapacidad para entender que la realidad actual la hemos construido todos y de esa manera debemos asumir las responsabilidades que correspondan.

Han mencionado algunos que el Gobierno, preocupado (no es secreto que Morales mismo ha llamado a algunas personas para ofrecer ayuda cuando hay acciones del MP y CICIG) respondió solicitando un poco de tiempo, pero en especial apoyo para denunciar el acuerdo y para ello trabajan afanosamente buscando los caminos que “revistan de legalidad” la ilegalidad con la que supuestamente desean resolver el futuro del país. A Porras, según comentan, aún no la saben leer.

Esa gente busca maniobrar lo más bajo del radar posible, pero no lo están logrando lo cual también genera un tanto de preocupación porque si los Congresistas en Estados Unidos llegan a sentir que se debe proceder como con los Rosenthal en Honduras, las cosas escalarán a otro nivel y por eso han sacado a los más sigilosos personajes de la vieja guardia para que piloteen y aterricen la nave en medio de la tormenta.

No por gusto vemos que sobre el Congreso nadie del pelotón que menciono alza la voz en contra porque hay una mancuerna perfecta que les ha permitido ir avanzando en los temas que verdaderamente les importa, y lo mismo buscan hacer en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y la CC.

Solo con investigaciones no cambiamos la realidad. Necesitamos mínimos para siquiera hacerle cosquillas al sistema, pero es preocupante que quienes están llamados a ser piedra importante del futuro, estén jugando el papel de trancas para evitar ese futuro mejor.

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