Cartas del Lector

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Félix Loarca Guzmán

Los centenares de hondureños que en los últimos días protagonizaron el mayor éxodo de migrantes con rumbo a Estados Unidos, tratando de escapar de la pobreza, la falta de trabajo y la violencia, han conmovido las fibras más sensibles de los habitantes no solo de la región, sino de otras partes del mundo.

La caravana integrada por hombres, mujeres, adultos mayores, madres de familia, niños, bebés y hasta personas en sillas de ruedas, sirvió de inspiración para muchos titulares en los periódicos y medios electrónicos de numerosos países.

La avalancha humana que partió de San Pedro Sula recorriendo a pie alrededor de 800 kilómetros bajo la lluvia, el sol y el inclemente calor, llegó a la frontera mexicana, por el punto guatemalteco de Tecún Umán. En el otro extremo del puente internacional situado sobre el río Suchiate, los miembros de la Policía Federal del vecino país les impidieron el paso lanzándoles bombas lacrimógenas, sin importarles la presencia de niños de corta edad.

Posteriormente, el Gobierno de México autorizó el ingreso de algunos de los migrantes que portaban sus documentos en regla.

Sobre el trasfondo de la caravana se han elaborado varias hipótesis. Una, expresada por el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, sobre que el éxodo fue el resultado de una maniobra de sectores de la oposición para causar problemas a su gobierno.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reaccionó culpando a los gobiernos del Triángulo Norte de Centroamérica, (Guatemala, El Salvador y Honduras), por no haber sido capaces de detener a los migrantes hondureños.

Como “castigo” a los tres países, a los que Estados Unidos trata como si fueran sus colonias, Trump dijo que ha ordenado la suspensión de la ayuda para los mismos. A la vez estigmatizó a los migrantes, indicando que entre los mismos podría haber terroristas. En tono altanero expresó que la caravana constituía un problema de seguridad nacional para Estados Unidos, y que utilizará toda la fuerza necesaria para impedir el ingreso a su territorio.

Algunos analistas estiman que el asunto del éxodo de los hondureños le está sirviendo al presidente Trump como un tema de campaña política, dado que Estados Unidos está a pocos días de las elecciones de medio término, en las cuales su partido, el Republicano, y su gobierno, pueden resultar perjudicados con una disminución de escaños en las dos cámaras del Congreso.

En Guatemala es muy común el refrán sobre que ante una situación incierta, para acertar hay que pensar mal. En ese marco, las personas más atrevidas, no descartan que la crisis de los migrantes hondureños haya sido provocada desde Estados Unidos, para favorecer la imagen del presidente Trump y su gobierno, dados sus altos niveles de impopularidad y de falta de apoyo popular. En ese sentido, no hay que creer ni dejar de creer, pues en el campo de la política, todo es posible, incluso ver muertos acarrear basura.

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