Jorge Morales Toj
Ver a miles de hermanos hondureños huir de la pobreza, corrupción y la violencia es un drama indescriptible. En nuestra memoria quedó grabada la imagen de mujeres con sus niños en las espaldas, de niñas con ojos llorosos, hombres con rostros de desesperación y tristeza. La imagen de Mario, el niño sonriente, se ha convertido en el símbolo de dignidad y resistencia del pueblo hondureño.
La solidaridad del pueblo de Guatemala no se hizo esperar. Un desborde de amor por los migrantes se hizo sentir en carreteras, en ciudades, en centros de acopio, cientos de guatemaltecos hemos dado un poco de lo poco que tenemos, todo con amor al prójimo y con la certeza que migrar no es un delito sino un derecho.
Conversando con una señora hondureña me dijo: “En Honduras tenemos graves problemas de violencia e inseguridad, la corrupción del Gobierno es muy grande y la pobreza y el hambre nos está matando. No hay trabajo y no tenemos otro camino, solo huir y buscar mejores oportunidades para nuestros hijos”. No cabe duda que las cusas de la migración son ocasionadas y promovidas por gobiernos corruptos e incapaces de atender las más legítimas aspiraciones de bienestar de sus pueblos.
En un acto de solidaridad, un grupo de campesinos de la Comunidad La Campana de Chicamán, Quiché, que protestaban frente a Casa Presidencial, realizó un Kuchuj (colecta colectiva), una tradición de los pueblos indígenas y pasaron el sombrero, recaudaron dinero para entregarlo a un grupo de migrantes que se detuvieron unos minutos a descansar y ubicar la dirección de la Casa del Migrante. En su intervención un hermano hondureño dijo. “gracias hermanos campesinos de Guatemala, su apoyo nos ayuda a comprar algo de alimentos y a seguir nuestro camino, son un pueblo ejemplar y admirable por su lucha contra los gobiernos corruptos, algo que en Honduras ya no podemos hacer”.
En esta grave crisis humanitaria, es loable la labor de la Casa del Migrante en favor de nuestros hermanos hondureños. Asimismo, ha quedado en evidencia la inacción e inoperancia de Consejo Nacional del Migrante de Guatemala, Conamigua, una institución que en teoría debe proteger, atender y brindar asistencia y auxilio a los migrantes que se encuentran en el territorio nacional.
La crisis humanitaria de nuestros hermanos migrantes hondureños ha demostrado, que entre los Pueblos de Honduras, Guatemala y México la solidaridad y la hermandad no tiene fronteras. Asimismo, se ha confirmado que gobiernos corruptos liderados por Juan Orlado Hernández, Jimmy Morales y Peña Nieto son incompetentes, represivos, y mentirosos.
Los migrantes huyen de la muerte, jamás serán una amenaza para la soberanía de ningún Estado, los migrantes son humanos en busca de oportunidades para una vida digna, la migración no es un delito, la migración es un derecho.
En medio de la crisis humanitaria de los migrantes, el Congreso de la República aprobó una reforma sobre financiamiento electoral ilícito. Se recetaron una autoamnistía y una buena dosis de impunidad. No cabe duda que los diputados han violentado una vez más nuestro ordenamiento legal y especialmente la ley de probidad. Han legislado protegiendo sus intereses.