Arlena Cifuentes
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La migración tiene su origen en la pobreza, en una sociedad desigual cuyo detonante es la falta de oportunidades y de fuentes de trabajo, ha sido la forma de sobrevivencia a la que miles de nuestros connacionales se vieron obligados a acudir frente a un Estado indiferente y deshumanizado que se ocupa, únicamente, por satisfacer las ambiciones e intereses de quienes han ostentado y ostentan el poder político, conductas heredadas de la Conquista, pasando por la llamada “Independencia” hasta nuestros días. Esto ha sido un terreno fértil en el que se fue sembrando este flagelo y que le ha robado a los más pobres su capacidad de soñar y de mantener viva una esperanza.

Hasta el presente, no ha existido la voluntad política de definir políticas públicas que dinamicen la economía, partiendo de una visión de largo plazo en la búsqueda de una solución integral que resuelva el problema de la pobreza y pobreza extrema que cada día se incrementa y agudiza más. Es, nada más ni nada menos, que la desesperación por la consecución del pan diario y un techo, lo que ha llevado a miles de nuestros connacionales a arriesgar sus vidas para alcanzar lo que fuera “el sueño americano”, aún hoy en día, con las nuevas políticas migratorias y de expulsión establecidas por el Gobierno de Donald Trump, siguen arriesgando su vida, lo cual solo hace latente la desesperación de nuestros hermanos.

Durante los últimos meses he visto en un canal de televisión nacional la transmisión de una campaña que pretende frenar la migración y que resume la visión de una madre diciéndole a su hijo que todo estará mejor si sale del país, viaje cuyos resultados no son los que la madre espera, y la voz infantil dice “mi mamá se equivocó”. El objetivo de la campaña es hacer desistir a los potenciales migrantes de esta idea; sin embargo, está diseñada sin ningún rasgo de inteligencia, menos de humanidad. El spot finaliza “Una vida de arrepentimiento no te regresará a tu hijo, nuestro hogar está aquí, en Guatemala, nuestra patria, nuestros futuro”.

Yo pregunto a la materia gris que diseñó esta atrocidad, ¿De qué hogar, qué patria y qué futuro hablan? Ininteligible y ofensiva para los destinatarios. Lo primero que emana de este estribillo es una tremenda insensibilidad, con un contenido de suma crueldad. Denota lo lejos que se ubican en su status social de la realidad nacional, de una vida en pobreza, en necesidad, sin la empatía obligada que conlleva el diseño de este tipo de campañas. Realmente es ofensiva y fuera de contexto a todas luces. Llama más mi atención que en el canal que la transmiten no se determina si pretende ser una contribución o si es pagado por alguna institución. Habrá tal desconocimiento en la mente de sus patrocinadores que crean que vendiendo sentimientos de culpa dirigidos al corazón de una madre que no tiene cómo saciar el hambre de sus hijos o que los ve muriendo de desnutrición, sea suficiente para frenar una decisión motivada por la desesperación.

La migración de miles de guatemaltecos provocó que el Estado se acomodara, acentuando su ineficiencia e irresponsabilidad, no únicamente ahora, sino ya desde que se inició la migración masiva, al no asumir, en su momento, la generación de fuentes de empleo, la modernización del Sistema de Salud, la readecuación del Sistema de Educación nacional, lo cual contribuyó a generar la debacle en que hoy nos encontramos.

Las remesas son paliativos que no representan una solución a la problemática de la pobreza y si podrían, por ejemplo, incrementar el coste de vida en aquellos lugares en donde hay una mayor afluencia de las mismas.

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