Douglas Abadía

douglas.abadia@gmail.com

Politólogo, asesor y consultor político, miembro de Analistas Independientes de Guatemala, Docente Universitario.

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Lic. Douglas Abadía C.
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El pasado 26 de septiembre del año en curso el Tribunal Supremo Electoral (TSE), a través del departamento de Inclusión social del Instituto de Formación y Capacitación Cívico-Política y Electoral, llevaron a cabo el coloquio: “Inclusión social para el desarrollo democrático”, el cual fungió como un espacio de análisis y reflexión sobre las consecuencias de la discriminación en materia política en nuestro país.

El coloquio abordó tres ejes de suma importancia, siendo estos: análisis de la participación política de las poblaciones en situación de vulnerabilidad en la democracia guatemalteca, y su impacto en el desarrollo democrático; agenda política y expectativas en la nueva contienda electoral.

El coloquio tuvo a cuatro ponentes, siendo estas: la Comisionada Gloria Salvador Ajcuc (CODISRA), la maestra Rosa Idalia Aldana (Directora ejecutiva organización Gente Pequeña de Guatemala), el licenciado Alex Castillo Hernández (Coordinador Colectivo de Hombres Trans-Transformación) y Sofía Vásquez, de Naciones Unidas para la igualdad de género y el empoderamiento de las Mujeres (ONU-Mujeres).

Finalmente, la doctora María del Rosario Velásquez (Jefa de la Unidad de atención a personas en condiciones de vulnerabilidad de la Corte de Constitucionalidad) disertó sobre el análisis de las consecuencias de la discriminación en materia política.

El coloquio evidenció que en materia política los cuatro sectores representados en dicha actividad se encuentran marginados de toda decisión política en cuanto a fomentar la participación política en partidos políticos y comités cívicos de pueblos indígenas, discapacitados, mujeres y diversidad sexual (LGBTIQ).

El denominador común de los sectores representados es la “discriminación política”, la cual significa que los individuos o los grupos quieren movilizarse y ascender en la sociedad, a menudo encuentran la resistencia excluyente de quienes ya ocupan los niveles a los que se quiere acceder. Este es un fenómeno social general; cuando se da dentro del sistema político, se habla de discriminación política, la cual toma a menudo formas sutiles, porque es un hecho real pero vergonzante y generalmente no reconocido, porque contradice la ideología de la «sociedad abierta». Se suele considerar, por ejemplo, como patrones objetivos para evaluar el acceso a un nuevo nivel, lo que en realidad no son más que artificios culturales.

En sentido específico, representa una privación de derechos electorales, niega la igualdad de oportunidades, favorece a unos y perjudica a otros. Los orígenes de la discriminación política encuentran su génesis en pugnas éticas y culturales, motivos de raza, nacionalidad, ciudadanía, género, preferencia sexual, situación patrimonial, convicciones políticas y religiosas, etc.

La “igualdad” es uno de los valores fundamentales de la civilización occidental. Los grandes movimientos sociales de los últimos siglos han sido, directa o indirectamente, luchas por conseguir mayores niveles de igualdad o por eliminar algún tipo de discriminación. Pensemos en la Revolución Francesa y en la guerra civil en los Estados Unidos, por ejemplo.

El camino para lograr la “igualdad política” es escabroso y de extensa longitud, sin embargo, es posible ir logrando avances en aras de lograr algún día la “igualdad política” en Guatemala.

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