Roberto Arías

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Nació en la ciudad de Guatemala el 5 de mayo de 1942. Especializado en asesoría en comunicación, con especialización en medio ambiente. Estudió Comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala y posee un postgrado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO, así como un postgrado en Forestería y Medio Ambiente de la Universidad de Auburn, Alabama, EEUU. Ha conducido programas de radio y televisión, entrevistando a personalidades nacionales e internacionales.

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Roberto Arias

Se llegó el momento en que los guatemaltecos realicemos una labor eficaz individual y colectiva en favor de nuestra patria y de nuestro planeta, en virtud de que nuestra patria es nuestro hogar, así como nuestro Planeta Tierra es el único hogar verdadero que tenemos en el universo. Si los altamente contaminantes seres humanos no hacemos un alto para pensar un momento sobre nosotros mismos y nuestra condición de vida en nuestras ciudades y nuestro planeta en general, la paga será muchísimo más alta de lo que ahora podemos percibir.

El plástico no es reciclable. (El PET sí lo es). Tampoco es biodegradable. Es un material que ni la tierra ni el mar pueden digerir. Cada objeto de plástico que existe, siempre existirá. Al no desaparecer el plástico se va acumulando en el medio ambiente. Esa creciente acumulación durará siglos. Su efecto ya es latente, especialmente en los cuerpos de agua (ríos, lagos, mares y océanos), lo cual está agotando a grandes pasos a la fauna acuática.

Los ríos de Guatemala están llenos de basura, particularmente basura plástica que los guatemaltecos usamos y desechamos a los recogedores de basura, quienes la tiran a las cuencas y van a parar a los ríos, lagos, lagunas y finalmente al mar. Hay también vecinos que tiran su basura directamente a los ríos y a sus cuencas, debido particularmente al desconocimiento del profundo daño que causan.

Una gran vergüenza para los guatemaltecos fue cuando en 2017 el gobierno de Honduras reclamó al de Guatemala por la contaminación del Mar Caribe por medio del Río Motagua.

Cuando la fotógrafa de origen británico Caroline Power hizo reflexionar al mundo con sus imágenes del mar de basura y plásticos en el Caribe, entre Honduras y Guatemala, generó una masiva réplica que sigue circulando en los medios y usuarios de redes sociales.

“Esto tiene que detenerse”, reclamó Power en octubre de 2017, y todos estuvieron de acuerdo.

Observaciones más precisas revelaron que el “mar de plástico y polietileno”, encubría, además, “un mar de basura” contaminante, incluso con restos humanos.

“Estamos recibiendo ropa, plástico, desechos hospitalarios, objetos manchados de sangre, agujas, jeringas, animales y hasta cuerpos humanos”, comentó el ministro de Ambiente de Honduras, Antonio Galdámes a la BBC, el 2 de noviembre de 2017. (sic)

Los humanos tratamos a los océanos como un gran bote de basura. Alrededor del 80 por ciento de la basura marina se origina en la tierra y la mayoría es plástico. Sólo en el área de Los Ángeles cada día son tiradas en el océano Pacífico diez toneladas métricas de desechos de plástico como bolsas del súper, botellas de refrescos, agua, medicinas, detergentes, alimentos, etcétera. En el mundo casi todo es plástico.

Creo que los guatemaltecos debemos hacer una campaña para exigir a los mercados, tiendas, panaderías, supermercados, etc. que vuelvan a las bolsas de papel y, papel para envolver nuestras compras porque estamos matando al planeta con plástico.

Exija envoltorios de papel… por la vida de su propia descendencia.

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