Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Oscar Clemente Marroquín
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Durante muchos años, luego del asesinato de Oliverio Castañeda de León, la Asociación de Estudiantes Universitarios estuvo dando tumbos y perdiendo su identidad y naturaleza porque, tristemente, pocos sectores se han librado de la cooptación de los corruptos. Sin embargo, dando un ejemplo de cómo se pueden romper las estructuras mafiosas que se adueñan de las instituciones, un valiente grupo de jóvenes alumnos de la Universidad de San Carlos rescató el año pasado la AEU, empezando el arduo trabajo de sacarla de su deplorable condición y lo han hecho bien y con entereza, aunque no sin enfrentar grandes dificultades porque ya sabemos que los poderes corruptos no se rinden fácilmente.

Ayer la AEU convocó a una marcha para demandar el respeto a la lucha contra la corrupción y la impunidad que el gobierno se propone truncar de una y mil maneras. Entre los miles de ciudadanos que se decidieron a acompañar a los estudiantes estaba yo porque creo en ese objetivo y lo he expuesto frontalmente aún mucho antes de que tuviéramos el destape de la corrupción que se produjo cuando en 2015 la CICIG y el MP presentaron los casos que desnudaron los extraordinarios y asquerosos niveles de corrupción existentes.

Me emocionó ver que la AEU era aplaudida por la gente en la calle con respeto y admiración, el mismo sentimiento que entre muchos guatemaltecos se tuvo hacia el estudiantado cuando jugó papeles importantes desde la misma lucha para derrocar a Estrada Cabrera en el lejano año de 1920 hasta aquellos terribles años de represión en los que, precisamente por haber pronunciado un discurso en el Parque Centenario, parte de la actual Plaza Central, fue asesinado Oliverio. Y es que en mis años de sancarlista la AEU era respetada por su integridad en las posturas siempre a favor de los intereses no sólo del estudiantado sino de la población.

Hoy, ante la ofensiva para asentar la Dictadura de la Corrupción, la AEU vuelve a jugar su papel histórico como el de 1920 y tantos otros momentos que forman parte de su rica y respetada historia. No es únicamente el liderazgo, indiscutible por cierto, de su secretaria general Lenina García, sino la actitud del colectivo que dirige la Asociación lo que le ha colocado en el lugar que había perdido por los mezquinos intereses generados por la corrupción que también está enraizada en la Usac.

La marcha fue absolutamente pacífica y respetuosa, sin capuchas y todos dando la cara. Tanto así que en plena presencia en la Plaza Central el mismo presidente Jimmy Morales hizo ver cuánto control tenían a través de infiltrados, de los drones que sobrevolaban a la multitud y del personal que filmaba todo desde la azotea del Palacio, llamando al celular de un incansable promotor de los derechos humanos que fue su amigo para decirle “que bien te ves allí, al lado de Clemente”.

El caso es que la AEU ayer logró una marcha impresionante e imponente porque interpreta correctamente no sólo lo que el país necesita sino el sentir de la gente. Y es hermoso ver a un pueblo sacudirse la modorra.

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