Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

La Historia nos refiere que en la región Asia-Pacífico, la moneda española era la de mayor circulación, debido al imperio español que ejercía poder económico, político, religioso y social sobre muchas sociedades europeas, asiáticas y americanas. En Mesoamérica, como consecuencia de la conquista violenta ejercida por las huestes españolas, la región sufrió cambios radicales en muchísimos aspectos.

Sumidos en el esclavismo y desgastados por la guerra prolongada, la estructura productiva se vio afectada y fue necesario convertirse a nuevos métodos, técnicas y cultivos bajo una nueva tecnología agrícola, es decir, un lugar inundado por el colonialismo y dominación española, conservando un tipo de orden y otro tipo de discriminación.

Las versiones independentistas son ideales, con héroes valientes que ofrendaron su vida en el campo intelectual o físico y material para la construcción de una Patria; pero, al analizar con cuidado sí dichos sacrificios, balazos y soberanía por sí mismos, trajeron beneficios a la población sojuzgada jurídica y religiosamente, la respuesta sería SI, pero únicamente para los independentistas, es decir a la clase pudiente.

El poder, sólo cambió de españoles a criollos, los indígenas y gente marginada siguió en estado de pobreza, sin tomarlos en cuenta para proyectar y ejecutar cambios sociales de libertad, fraternidad, inclusión social y otros objetivos que se esperaban y/o cacaraqueaban los independentistas.

En el siglo XIX (aproximadamente 1800s) en Guatemala se terminaron de institucionalizar los dos bandos político-económicos que definieron el futuro del país como una nación dominada y sojuzgada por la élite económica y religiosa fuera conservadora o liberal. Ambos bandos vendieron los territorios y recursos naturales del país a los imperios económicos mundiales de turno: Francia, Inglaterra, Holanda y Estados Unidos hasta el presente.

Hay países que necesariamente deben tener un proceso de maduración, los hay que lograron cierto grado de progreso derrotando al común denominador: el analfabetismo. También es cierto que otros parece que estarán mal por muchos siglos y sus gobernantes no tienen la suficiente visión política para proyectar un verdadero desarrollo humano incluyente.

La independencia es fiesta nacional que aprovecha la mayoría de la población para hacer reuniones rememorativas de la oficialización de tal acto; para algunos, es un aliciente en un país con problemas sociales estructurales no resueltos y situaciones no deseables que rayan en lo insostenible.

Necesitamos una verdadera independencia con el irrestricto respeto y goce de nuestros derechos constitucionales, pues la ley y procedimientos administrativos son usados para extorsionar al ciudadano y no para hacer valer las normas.

Somos un país con condiciones de vida superiores a naciones que presumen de su soberanía, eso no es de gratis, se lo debemos a quienes dejaron su vida a través del tiempo en búsqueda de este relativo progreso en que vivimos. Loor a esos mártires conocidos y desconocidos que han luchado durante estos 197 años por nuestra independencia.

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