Cartas del Lector

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Por Jorge Ovalle Menéndez*

El hombre del gran paraguas negro y la bolsa de comida para perros en la mano izquierda está triste y enojado. Han pasado siete meses y cinco días exactamente desde aquella vez que caminó protegiéndose de la lluvia que durante una semana cayó con fuerza y abundantemente, de forma vertical, sobre las oscuras calles y avenidas del municipio donde vive, lluvia que se precipitaba en forma perpendicular, con ímpetu y copiosamente en todo el pueblo.

Se siente abatido y a la vez irritado porque ve que  las cosas no sólo en su municipio no caminan, no avanzan, es todo el país el que está hecho un desastre, una ruina, una calamidad. Lee uno de los diarios, el que para él es el más objetivo, y se encuentra con que poco o nada ha cambiado: noticias de sobornos que dan la vuelta al mundo involucrando a los políticos, incluyendo a excandidatos presidenciales, y empresarios del país, así como a extranjeros… Corrupción, putrefacción, impunidad, ilegalidad, hipocresía, falsedad, simulación (¡Todo da asco!)… Caretas, máscaras, disfraces, circo, puro espectáculo (¡Todo es repugnante!)… Danza de dólares, ¡cifras millonarias de dólares robados! La ley burlada, algunos funcionarios cooptados, reclutados, asociados ilícitamente con estructuras delincuenciales, con las fuerzas del mal (¡Todo causa vómitos! Nuestro personaje recuerda como hace dos días limpió el garaje de su casa del vómito de uno sus perros y eso le provocó menos aversión)… Políticos, excandidatos presidenciales, diputados, empresarios, comerciantes, extranjeros, medita, que se roban los recursos destinados para la atención, y quizás solución, de algunos de los problemas que afectan a la población del país,  a toda, pero principalmente a las niñas, a los niños, a los adolescentes, a las personas adultas, a quienes padecen enfermedades terminales, a las personas discapacitadas… ¡Sí ladrones!, repica la frase en su mente, ¡ladrones que roban millones de dólares!, ¡millones de quetzales!, no hay que decir las cosas con eufemismos que disfrazan y minimizan acciones criminales… ¡Son ladrones!, piensa molesto.

Dudas, muchas dudas, desconfianza en todo lo que hacen los políticos, en la forma como actúan quienes dirigen los destinos del país, el porvenir de la patria; contradicciones, incertidumbre, caminos equivocados, indecisiones, dilemas… aunque todo está claro, aquí la democracia está siendo prostituida, despreciada, por los que siempre han abusado del poder arrinconada… Todo está claro, se repite mentalmente nuestro personaje y todo se ve tan oscuro, complementa su pensamiento, su razonamiento. Como vivimos en una “democracia”, muchos dirigentes engañan a la población hablándoles, diciéndoles, que las elecciones son la ruta a seguir, la vereda a transitar, el camino a recorrer, pero ha quedado demostrado que no, que se deben buscar otras vías, otras soluciones, aquellas que privilegien al ser humano, aquellas que se fundamenten en el ser humano, en sus necesidades y problemas, en lo que se tiene qué hacer, qué instituciones son las responsables y qué personas deben trabajar para que las soluciones, con visión, claridad y organizadamente, así como con rectitud, honestidad, honradez, transparencia y lealtad, lleguen a toda la población, pero principalmente a la  más vulnerable.

Así, pensando eso, se fue a dormir, se sentía cansado, además de triste y enojado. Ni siquiera apagó la computadora, simplemente se fue a dormir.

* Profesor y Periodista.

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