Grecia Aguilera

Periodista, escritora, filósofa y musicóloga. Excelsa poeta laureada. Orden Ixmukané, Orden de la Estrella de Italia, Homenaje del Programa Cívico Permanente de Banco Industrial, Embajadora y Mensajera de la Paz.

post author

Grecia Aguilera

Un pequeño libro en tamaño pero colmado de recuerdos, emotividades, añoranzas y emociones siempre está sobre mi escritorio, es el poemario “Momentos y Soledades” de Luis Domingo Valladares Molina. La primera edición se publicó en 1954 y la segunda salió a luz el año pasado, pero como dice el mismo Luis Domingo: “Los momentos y soledades de mi vida siguen vigentes.” En la última página de su libro expresa su gratitud con un “agradecimiento muy especial a mis hermanos Acisclo y Raquel por el obsequio de esta segunda edición de mis ‘Momentos y Soledades’ con motivo de mi 80 cumpleaños el cual fue el 31 de julio de 2012…” La portada del poemario luce una fotografía de Luis Domingo señalando con el dedo índice su frente, quizá una forma de valorar el conocimiento humano, como lo hacían los antiguos filósofos griegos y romanos, o talvez recordando al Rey Salomón cuando pidió a Dios sabiduría. En cada uno de los poemas encontramos una realidad, una pequeña historia que se enreda y desenreda; encontramos momentos y soledades que llegan a nuestra alma. Esta colección de versos es para mí además de poesía, una serie de diminutos razonamientos que exponen y demuestran el sentir de Luis Domingo. Al abrir el libro, leo que el autor expresa de manera concisa que en “Esos momentos de nuestra vida que nos sentimos solos… Y buscamos compañía que comparta esa soledad… Encontré un lápiz y un papel. El resultado, bueno o malo, es sincero.” Así en su poema titulado “Tú” expresa: “Tú que eres mi vida y perdición/ tú que eres mi guía y mi destino,/ tú que de mí, burlas y ríes/ recuérdate alguna vez de mí./ Me salvaste una vez del precipicio/ evitándome muy hondo caer,/ mas luego de tus plantas me arrojaste/ volviendo yo así de mi padecer./ Por qué ese desengaño en mi existencia,/ por qué al buscarte, me huías,/ por qué al preguntarte, respondías:/ ‘Olvídame, que así más he de quererte cada día’/ eres gran misterio tú en mi vida/ eres mi motivo de vivir./ Eres lo que busqué sin encontrarte/ en sueños, realidades,/ por doquier.” Su preocupación por el porvenir la hace evidente cuando escribe “Adiós…/ hasta mañana/ ¿Habrá mañana?” Asimismo anota “Siento un vacío intenso/ en mi vida diaria./ Busco un no sé qué/ en mi existencia sorda.” Uno de los poemas que me hace reflexionar es su análisis lírico del tiempo que expresa “Tiempo que naces ¿En dónde?/ Tiempo que mueres ¿Cuándo?/ Tiempo que Ayer fuiste Hoy./ Tiempo que Serás y ya Eres./ Tiempo…/ Tiempo… Vida.” Y en cuatro versos afirma: “Todo en un ir y venir/ todo en un estar y estarán/ todo en una noche de invierno/ todo en una luna de ayer.” Asimismo su descripción lírica del amanecer y puesta del sol expresa: “Contemplando las flores del campo/ vi nacer el sol,/ sonreír la aurora,/ cantar al ruiseñor/ clavándose una espina en mi corazón./ Un gemido, un lamento, un llanto,/ sentí guerra, peste, sangre…/ Contemplé aún más las flores,/ y vi morirse el sol.” Ahora en su carta de amor leemos: “Empiezo la carta que he de escribirte,/ pero no la sé redactar…/ No sé qué decirte, no encuentro palabras/ que expresen deseos, pasiones, locuras,/ que tengan en sí, mi fuerza de amar.” Luis Domingo Valladares Molina nació el 31 de julio de 1932. Se ha destacado como periodista, primer actor y gran líder en la divulgación de la cultura. En el año 2011 el Gobierno de la República de Guatemala le confirió la Orden del Quetzal en el Grado de Gran Cruz por su “Vasta labor cultural desde el programa Cuestión de Minutos y por promover la escenificación de varias obras teatrales de autores guatemaltecos, además de la labor que desempeñó como Director General de Bellas Artes, creando el Departamento de Letras y logrando becas de estudio para los distintos artistas guatemaltecos; y que como actor se destacó en varias presentaciones en Guatemala y México”.

Artículo anteriorMedio ambiente: un fondo político -2-
Artículo siguienteEl país que odia a las mujeres