El plan de militarizar la Policía Nacional Civil está en marcha como se evidenció con la conversación entre el viceministro Rivera y un diputado transando plazas en la institución, pero hay que advertir que para que se concrete la disposición de sustituir civiles por militares se tendrá que dar paso a despidos masivos que afectarán a los agentes que han ido haciendo carrera dentro de la institución porque es la única forma en la que se podrá absorber, como pretenden, a los contingentes que fueron parte de los patrullajes combinados en los que participaron las Fuerzas Armadas a cambio de jugosos desembolsos.
En efecto, las puertas de la Academia de la Policía se abrieron de par en par para cursos expeditos para quienes vienen de esas fuerzas militares que patrullaron junto a los policías. El argumento peregrino para justificar los cursos exprés que recibirán es que como ya saben usar armas pueden salir convertidos en policías en tres meses, no obstante, que el pénsum normal tiene muchos cursos que no tienen nada que ver con manejo de armamento, pero como la intención es militarizar la Policía Nacional Civil, modifican todo para allanar el camino e inclusive se llegó a destituir a quienes dirigían eficientemente la Academia porque no estuvieron de acuerdo con el mamarracho propuesto.
La creación de la Policía Nacional Civil fue resultado de los Acuerdos de Paz para sustituir a una fuerza policial que no sólo se había corrompido sino que, además, se puso al servicio de la represión indiscriminada contra distintos sectores del pueblo. El primer intento, que se basó en el reciclaje, no funcionó porque no se puede reciclar a seres humanos ni eliminar viejos vicios arraigados en su comportamiento. Por ello la función de la Academia fue tan importante y la profesionalización de los mandos también produjo frutos significativos que costaron mucho tiempo y esfuerzo, todo lo cual fue borrado de un plumazo por las actuales autoridades que parecen perseguir la destrucción de todo lo que se había ganado, y cuesta entender la razón de ese retroceso que no tiene pies ni cabeza.
Creemos que es absolutamente necesario detener el proceso de destrucción de la Policía Nacional Civil que el presidente Morales y su Ministro de Gobernación están realizando de manera sistemática, porque retomar el paso de lo que se había logrado es algo que costará mucho tiempo. Pero lo más grave se viene ahora, pues por motivos presupuestarios la única forma de colocar a los militares es dando de baja a los civiles, lo que puede hacer irreversible el daño.