Adolfo Mazariegos

Politólogo y escritor, con estudios de posgrado en Gestión Pública. Actualmente catedrático en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala y consultor independiente en temas de formación política y ciudadana, problemática social y migrantes. Autor de varias obras, tanto en el género de la narrativa como en el marco de las ciencias sociales.

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Adolfo Mazariegos

Siempre le he apostado a la educación (y siempre lo haré) como una de las herramientas indispensables y necesarias para el desarrollo de los Estados. De hecho, he asegurado en más de una ocasión que un pueblo con educación, entendida esta como ese conjunto de conocimientos que se adquieren a través de un sistema de enseñanza-aprendizaje escolar y académico, tiene un panorama de posibilidades más amplio para buscar soluciones a las distintas problemáticas que usualmente plantea la vida cotidiana en el marco de una sociedad civilizada. Un pueblo con educación es un pueblo con mejor visión de futuro, y por lo tanto, con mejores oportunidades de crecimiento y desarrollo de cara a los cambios y necesidades que los seres humanos enfrentamos día a día. En ese contexto, quiero traer a colación una breve entrevista que escuché hace pocos días en un programa de radio. Entrevista realizada al viceministro de Educación Héctor Canto Mejía, en la cual se le cuestionaba -palabras más, palabras menos- acerca de la realidad de la educación y de las escuelas públicas en Guatemala. No dejaron de llamar mi atención algunas de sus respuestas (aunque honestamente, no me sorprendieron). Escuchar, por ejemplo, que muchas escuelas públicas carecen de pupitres, techos o insumos para la enseñanza a nuestros niños y jóvenes, realmente no es algo nuevo, es más, casi podríamos decir que nos hemos ido acostumbrando a que así es como “funciona” (o mal funciona) el sistema y que así es como seguirá “funcionando”… ¿?, pero, cuando a ello le sumamos el hecho de que la mayoría de escuelas del país no cuenta con servicio de energía eléctrica, agua, drenajes y baños (lo dijo el viceministro y habló incluso de cifras y porcentajes que resultan alarmantes) el panorama se complica y el futuro se vislumbra sumamente sombrío, puesto que ¿qué tipo de educación se le puede dar a un niño o adolescente en tales circunstancias, con tales precariedades y falencias? El país experimenta, ciertamente, una y mil necesidades en áreas tan diversas que van desde la salud hasta la seguridad ciudadana, y por esa razón, quizá hablar de la necesidad de realizar inversión en educación pública resulte un tema ya muy manido o incluso incómodo, pero la realidad es la realidad, y la verdad es que mientras se siga negando la necesidad de brindar educación de calidad y la infraestructura necesaria que motive la permanencia del (la) estudiante en los establecimientos de estudio, el país seguirá experimentando esa suerte de estancamiento que no le permite ampliar sus horizontes. Los verdaderos estadistas no piensan sólo en el ‘hoy’, sino en el futuro y en quienes han de dirigir el país el día de mañana, por ello me pregunto si como elemento de sus “planes de gobierno” en el marco de sus propuestas económicas para el país, ¿estarán contemplando con seriedad los partidos políticos que pretenden participar en las próximas elecciones, el tema de la educación?… Quisiera creer que sí, y si no, dejo en este breve texto, a manera de invitación, dicha inquietud, por si acaso.

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