Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Una de las características de este Gobierno ha sido “medio” informar cuando se les agarra con las manos en la masa. Así ocurrió con los encargos y gestiones que el presidente Jimmy Morales hizo el día de la infamia en el Congreso (aquel 13 de septiembre), con el tema de los cheques del Ejército, el viaje de la Canciller a Nueva York y Washington para hablar de CICIG, el viaje a Israel (comitiva y detalles incluidos) y ahora la cena con el círculo cercano de Donald Trump.

Este medio ayer tituló que las respuestas del Ministerio de Relaciones Exteriores en torno a la cena con el yerno de Trump, Jared Kushner y otros de la Casa Blanca, no despejaron dudas porque para empezar y a juzgar por el listado de personas que asistieron, no se sabe si fue una recepción o una reunión de acercamiento y seguimiento como dijeron. Ninguno de los países invitados (a través de sus embajadores) está en la jugada con el tema de Israel y el traslado de la embajada.

Se dice que se abordaron temas muy generales, pero si hubiera sido así, ¿por qué el equipo de Cancillería, de la misma ministra Sandra Jovel o el embajador de Guatemala en los Estados Unidos, Manuel Espina, no se interesaron en informar sobre una reunión tan inocente como ahora la plantean? Publicarlo les hubiera permitido justificar su chance y cacarear su trabajo, pues no siempre se tiene acceso al círculo de poder de Trump, y creo que para cualquier país es una importante noticia.

En Estados Unidos, Kushner está en el ojo del huracán por sus permisos en torno a la seguridad nacional y se ha abordado un posible conflicto de interés, pues queda la duda si sus empresas han obtenido beneficios económicos que derivan su rol de yerno y asesor de la Casa Blanca, pero mi punto es que en esa reunión seguro no se abordó cómo fortalecer nuestro sistema y nuestro Estado de Derecho para que los amigos del Norte nos ayuden más.

Obviamente no lo van a decir, pero yo creo que la famosa cena fue un esfuerzo más del Gobierno de Morales por regresar al pasado, tal y como fue el caso del traslado de la Embajada de Guatemala en Israel, porque nuestro limitado mandatario ha reducido toda su agenda y el funcionamiento de buena parte del aparato estatal a su intención de ganarle a la justicia afuera de las Cortes.

Que el Gobierno no sea transparente da lugar a interpretaciones. Si llegaron tan alto en la Casa Blanca con su agenda pro impunidad y hace unos días una emisaria de Trump apoya a la CICIG y al Comisionado, ¿qué relación tiene la salida de Degenhart a Washington? La vez pasada que fue junto con Arzú Jr. tampoco dieron agenda hasta que se les insistió hasta el cansancio, lo que hace lógico suponer que algo esconden como lo han hecho en otras ocasiones.

El Gobierno siente pasos de animal grande y Jimmy Morales siente que se le viene la noche. No hay que ser astrofísico para entender que Consuelo Porras no le ofrece esperanzas al Presidente y desde el lunes creo que eso quedó en evidencia cuando recibió y luego encaró a la prensa con quien trasladó una grave denuncia en contra del mandatario. Ahora falta ver qué harán con el antejuicio por financiamiento, pero esa sería la tapa al pomo para definir a la nueva Fiscal aunque para mí ya marcó distancia.

Y digo que se le vienen días negros a Morales, porque me parece que su terquedad y su falta de compromiso para entender los mensajes y cumplir con los acuerdos, hizo que alguna parte de la comunidad internacional tirara la toalla y se diera cuenta que trabajar con Morales es casi imposible.

Siempre lo he dicho y ahora lo sostengo, con o sin Morales, los guatemaltecos necesitamos tener los debates que nos lleven a alcanzar acuerdos mínimos para cambiar este país porque al fin y al cabo, Morales ahora es el líder de la clica, pero al final un instrumento más de quienes desean volver al pasado y evitarlo es la verdadera batalla del guatemalteco decente.

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