Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

post author

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Hace algunas semanas había mucha gente que sentía que Nicaragua era el modelo a seguir en Centroamérica, y todo porque su líder dictador recibía a Raymundo y medio mundo en su despacho y ofrecía poner el Estado a funcionar a favor de los interesados, todo en el nombre del desarrollo económico.

Pero como las dictaduras no tienen límite, poco duró la emoción porque llegó el punto en el que el autoritario no escuchó razón, no entendió de lógica, desconoció más los límites y el reto a la decencia aumentó y como todo lo que se había hecho en Nicaragua no era pensando en la gente sino en fines políticos y de hacerse millonario, cuando la gente alzó la voz ante tanto abuso, vino la represión y el estancamiento económico.

Y no deja de llamar la atención ese estancamiento y aislamiento económico y comercial de Nicaragua, porque paradójicamente Ortega ofrecía bonanza económica a quienes le llegaban a sobar la leva y pedir que el Estado se pusiera a su servicio para lograr las inversiones, pero a la hora de los cuentazos, lo primero que reventó con el tema social fue lo económico por varias razones, y una de ellas, porque el pueblo está harto de los abusos y la corrupción y estos terminaron siendo motores de la economía del país centroamericano.

Traigo todo esto a colación, porque veo que en Guatemala algunos no han aprendido la lección y cometen un grave error al seguir defendiendo a Jimmy Morales y peor aún, siguen propagando la ida de que quienes nos oponemos que él lidere y termine de instalar la dictadura de la corrupción, estamos en un confabulación en su contra. Gracias a Dios La Hora ha podido demostrar que lo nuestro es un tema institucional y que incluso con actores de este Gobierno hemos podido alcanzar acuerdos para atacar problemas estructurales del país, pero nos oponemos a que el Estado sea usado como oficina personal, empresa o finca de alguien.

La pita se sigue tensando y vemos cómo toda política pública que pasa por el Presidente y sus fieles operadores (en los que no se incluyen todos los Ministros) orientan el ejercicio de su cargo para cumplir con la instrucción presidencial de destruir todo lo que tenga que ver con los avances de la justicia aunque eso sea la parte toral del desarrollo integral del país.

Sin justicia, sin Estado de Derecho jamás tendremos inversiones prósperas y los buenos tienen que luchar más en contra de la corriente. Morales ha dado las suficientes muestras de sus claras intenciones y de que no le importará llevarnos a la ruina si eso estima que será su salvación. Todo aquel que defiende a Morales se lamentará cuando vea que sus mercados han sido golpeados por sus acciones y será ya muy tarde para enderezar el rumbo.

La Fiscal General entrante ha mandado mensajes de que “se tenga tranquilidad”, porque ella es una mujer de derecho y que está a favor de la lucha contra la corrupción, pero es vital que entienda que su reto es enorme porque le toca asumir un papel conviviendo con mafias que van a mucha velocidad y que el reto urgente es seguir el paso para ir conteniendo (con soporte y los debidos procesos) los embates de esas mafias mediante la aplicación de la justicia, la búsqueda de la verdad para lograr una efectiva rendición de cuentas bajo la tutela de la ley.

Defender el rol de Morales, sus operadores y socios particulares, es pegarnos un tiro en el píe porque suma y sigue haciendo lo necesario para satisfacer sus intereses, y la misma advertencia dieron muchos en Nicaragua en torno a Ortega, pero las esferas de poder e influencia desoyeron los avisos y miren ahora las consecuencias. Es tarde ya, pero aún estamos a tiempo si de verdad se quiere.

Artículo anteriorCemento: ¿el progreso de quién?
Artículo siguienteMandato sobre CICIG