Desde abril del año 2015 la gente que operaba en el marco de la corrupción empezó a sentir lo que conocemos como mal de camioneta porque las investigaciones de la Comisión Internacional Contra la Impunidad y el Ministerio Público empezaron a producir muchos casos que llevaron a la cárcel a implicados de muy alto nivel, tan alto como para incluir nada más y nada menos que al Presidente y la Vicepresidenta de la República, quienes con el tiempo se vieron acompañados por poderosos personajes de la vida nacional que jamás imaginaron que pudieran terminar en prisión.
Tres años después, en mayo de este año, se empezó a vivir un período de calma que pronto se tradujo no sólo en que les devolvió el sueño a muchos, sino en la libertad bajo fianza de bastantes de los sindicados tras un intenso cabildeo que se hizo para satanizar la prisión preventiva, al punto de que hasta el militar que estaba vinculado a las maras pudo acogerse a ese beneficio sin ningún problema ni reacción, pues la opinión pública terminó comprando la tesis de que se había “abusado” de la facultad de los jueces para enviar a la cárcel a quienes eran vinculados a proceso de gran envergadura por la posibilidad de fuga o de entorpecer las investigaciones.
Hoy alguna gente se pregunta qué pasó con todas las investigaciones que estaban en curso y que, en apariencia, han quedado en alguna gaveta y es natural inquirir por ellas puesto que no puede ser que de la noche a la mañana termine todo el esfuerzo que se hizo durante tanto tiempo para sindicar a los que se enriquecieron empobreciendo al pueblo de Guatemala.
No volvió a haber uno de aquellos famosos jueves de CICIG ni ningún otro día en el que se informe de investigaciones relacionadas con corrupción y, mucho menos, que puedan implicar a poderosos personajes de los que siempre han gozado de los beneficios del sistema de impunidad.
La apuesta que hicieron muchos desde la cárcel, en el sentido de que al cambio de Fiscal General vendrían tiempos mejores, como dice la canción, parece haberles dado resultado y si no que lo digan todos aquellos que han vuelto a la tranquilidad del hogar desde mayo a la fecha. Y más importante aún es la apuesta que hicieron los que temían ser alcanzados por nuevas investigaciones, porque ahora pueden volver a dormir a pierna suelta con la tranquilidad que da el saber que el sistema se ha restaurado y que la justicia volverá a su letargo.