Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Se necesita poco para hacer las cosas bien, pero menos aún para hacerlas mal”
Paul Bocuse.

En un país como Guatemala, en el que las malas noticias son el pan nuestro de cada día, que se nutre diariamente de la negatividad no solamente de la población, sino que de diversas informaciones, no debería causar ningún impacto el hecho de que los señores de la PMT le pusieran cepo a una ambulancia, sin embargo, el día que no nos asombre un acto como el descrito, nos habremos despojado de la humanidad que aún podamos tener.

Eso precisamente sucedió recientemente, a una ambulancia, para más INRI, de los bomberos, agentes de la Policía Municipal de Transito, procedieron a ponerle cepo, una ambulancia que durante muchos años ha sido utilizada para pedir dinero en la entrada de Antigua Guatemala, cualquiera de nosotros que ha llegado a ese lugar, la ha visto, así como a los señores bomberos, ¿Quién necesita a un bombero? Cualquier ser vivo, no existe conglomerado más noble que el cuerpo de bomberos, sin entrar a distinguir si son municipales o voluntarios, los bomberos, es mi percepción, son admirables por el trabajo que realizan, de forma podríamos catalogar hasta de sublime.

Para los bomberos no existen colores, ideologías, razas, credos ni posición económica, sirven a todos por igual, tienen la capacidad de servir en los momentos más difíciles para la humanidad, cada vez que se da un hecho de cualquier índole, en el que el ser humano, los amigos del mismo, o sus pertenencias, estén en peligro, el bombero siempre estará presto a servir, si no, baste ver las imágenes de la erupción del volcán de y cómo diversas instituciones sirvieron a los necesitados sin importar las condiciones inhumanas a las que dio origen la catástrofe.

El bombero/a es quien menos subsidios recibe, de ahí que se vean en la necesidad de pedir ayuda a la población en general, para prestar diferentes servicios, todos encaminados a salvar a cualquier ser vivo que los necesite, de ahí la necesidad del respeto que se merecen los dos cuerpos de bomberos con los que cuenta el país.

Es peor aún leer la noticia de Prensa Libre, y el pueril argumento del representante de la PMT, -les pusimos cepo porque estaban en línea roja. Hágame favor, desde cuando en un conflicto entre un Reglamento de Tránsito y la obtención de recursos para salvar las vidas humanas, es superior el reglamento de tránsito, porque eso se desprende de las declaraciones del representante de la PMT, ya que textualmente dice: “Nadie está por encima de los reglamentos municipales y esa es la razón de la colocación del cepo”, ¿Por qué un reglamento, que no es ley de cumplimiento general puede ser superior a buscar financiamiento para salvar la vida humana? No cabe duda que vivimos en una sociedad en la que no prevalecen los valores, se perdieron.
Llama poderosamente la atención, el cierre de la noticia que dice textualmente: “Las autoridades de la estación bomberil creen que la colocación del cepo se deba a algún tipo de represalia por parte de la comuna, ya que ésta ha hecho algunos nombramientos sin consultar a los socorristas, quienes se oponen a esas decisiones, pues lo que se busca es que todo se haga con transparencia”. ¿Es que hay movimientos de mano peluda, a los que los bomberos no se han prestado y que dan como resultado ciertos negocios turbios propios de nuestra maltrecha institucionalidad? ¿O, derivado de una interpretación kafkiana se antepone el reglamento, al derecho a la utilización de las calles, para obtener la financiación con el objetivo de proteger la vida, que el Estado no proporciona? La respuesta es bastante obvia, no se puede ser tan utilitarista de darle mayor valor a lo menos que lo más.

Baste ver el estado de la ambulancia, para sacar conclusiones de la poca financiación que tiene una de las instituciones, más nobles con las que cuenta la sociedad en general, y que, debería ser una de las más beneficiadas dentro del Presupuesto General de Egresos del Estado, derivado de la función social que prestan, que no se limita a apagar fuegos, aunque metafóricamente eso sea lo que los bomberos hacen, apagar los fuegos de las necesidades que el Estado no satisface.

Necesitamos más congruencia en nuestros actos para ser un poco mejores seres humanos, y darle el valor justo a las diversas normas que reglamentan nuestra conducta, porque todo tiene un valor, pero no todo tiene un precio.

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