Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Oscar Clemente Marroquín
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Tras el doloroso y aleccionador incidente en el que mi nieto llevó una pistola al colegio, la familia asumió que lo primero era enfrentar las consecuencias legales y sociales de la acción y de esa cuenta se siguió un proceso judicial en el que él asumió, sin excusas, su responsabilidad, lo que generó una estricta orden de arresto domiciliario y luego la condena correspondiente. Durante todo ese proceso no quisimos siquiera hablar de la causa subyacente porque no queríamos que pareciera como si tratábamos de minimizar el hecho y culpar a quienes le acosaron o a las autoridades del colegio que supieron del acoso y no hicieron absolutamente nada para detenerlo.

Pero sabiendo que el acoso escolar y la violencia en los centros educativos es un problema recurrente que afecta a muchas personas, dispusimos que La Hora pudiera emprender un esfuerzo compartido con el Ministerio de Educación para promover acciones que permitan a muchos alumnos superar las consecuencias de lo que se ha conocido como bullying. Encontramos respuesta en el mismo Ministro, quien acogió la idea de que hiciéramos algo conjunto con mucha simpatía, aún a pesar de que en temas relacionados con el Pacto Colectivo de los maestros hemos criticado su gestión. Dejando al margen diferencias, el Ministro y Pedro Pablo Marroquín como director de La Hora, trabajaron en el acuerdo que fue suscrito ayer y que da vida a una estrecha cooperación que esperamos sea muy fructífera para proteger a cualquier persona que sienta los efectos del acoso abusivo.

De nuestra experiencia hemos sacado algunas conclusiones que nos parecen importantes. La primera es que debemos enseñar a la juventud a asumir las consecuencias de sus actos, no sólo en el plano social sino también en el plano legal cuando así ocurra y que es fundamental dar la cara para asumir responsabilidades sin andar buscando excusas que pretendan minimizar los errores cometidos, no digamos un delito si es el caso. Y por supuesto que eso de dar la cara y asumir responsabilidades va no sólo para los jóvenes sino también para los adultos y para autoridades de los colegios que se hacen los babosos cuando reciben una denuncia concreta.

El otro tema que queremos poner sobre el tapete es el relacionado con la necesidad de que quien se sienta acosado comparta con su familia sus angustias para recibir apoyo y evitar así cualquier reacción extrema y desesperada. Mucha gente se comunicó con nosotros para compartir experiencias sufridas y es impresionante la cantidad de hechos irreparables que se derivan del sufrimiento silencioso de quienes callan ante los abusos de aquellos que en manada gozan humillando a sus compañeros.

Lo que pasó mi nieto constituye una experiencia aleccionadora que unida a vivencias de otras personas que nos contactaron pueden aliviar muchas penas y abrir muchos ojos. La presencia del Ministerio de Educación en el esfuerzo tendrá impacto en algunos maestros y autoridades de los centros escolares que, lo pudimos comprobar, prefieren hacerse babosos cuando se les comunican los hechos constitutivos del acoso.

Dar la cara, asumir las consecuencias legales y contribuir para evitar futuros daños son las lecciones.

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