Juan José Narciso Chúa

El mandatario Jimmy Morales sigue hundiéndose en su propio fango, continúa enredándose en su propia telaraña y persiste en ahogarse en sus propias miasmas. No entendió nunca, no quiso escuchar, sus intereses –voraces y oscuros–, pudieron más que reconocer la presión ciudadana de la plaza, a la cual hizo oídos sordos y le dio la espalda, escudándose en un equipo de pésimos asesores militares contrainsurgentes y rebasados por la historia, unos militantes del FCN con credenciales de largos colmillos y sus amigos vinculados a su pasado que acusaban un enorme desconocimiento del Estado. Era una mezcla explosiva. Hoy esa conjugación prácticamente llegó a su punto de quiebre.

El presidente perdió el rumbo casi inmediatamente al tomar posesión, creyó y sigue creyendo que con su discurso arrogante podría convencer, pero hoy, la situación es diametralmente opuesta, la ciudadanía no es aquella masa informe y pasiva, no, al contrario hoy es un sujeto crítico, es un grupo interesado en cambiar este país para siempre. Ya no más improvisaciones, ya no más politiqueros gachos, ya no más seguir perdiendo el tiempo con experimentos cómicos y absurdos.

Se ha quedado solo Jimmy Morales. Poco a poco, despacio y sin sentirlo, fue hipotecando su importante capital político, gradualmente fue perdiendo credibilidad, se convirtió en un aprendiz de presidente de poca monta. Lo demostró con sus discursos improvisados y sin sentido de Estado cuando intentó promover la Consulta Popular, creo que más bien quebró aún más su estabilidad emocional y aún más la racional. Su rostro cansado por insomnio o por otros menesteres es un fiel reflejo de su estado de ánimo, su figura hoy constituye auténtico monumento a la incapacidad.

Hoy sabe que poco le queda, reconoce que su único campo es la política y continuará haciendo alardes arrogantes de que todavía manda, pero no, el señor Presidente, como en la novela de Asturias, se ha quedado solo, hurgando en diferentes formas cómo erosionar a la CICIG y al MP, pero sin sentido, dando un golpe por acá, tirando al zarpazo por allá, mordiendo a loca. Se ha quedado sin nadie y sin nada.

Ayer con una argucia de non grato, hoy con una consulta a la PGN, a contrapelo de lo que él mismo dijo en su oportunidad, cuando señaló que no había habido allanamiento en Casa Presidencial, hoy quiere montar una denuncia por abuso de autoridad de la CICIG y el MP, por favor, como él mismo solicitó a su gente: si quiere créasela y apláudase Presidente. También un grupo de diputados pretenden ayudarlo en esta tarea a contrapelo del cambio, peligrosa actitud, jugando con fuego, rompiendo lanzas contra el avance inexorable de la lucha contra la corrupción y la impunidad.

Todavía hoy busca quebrar a la CICIG, con lo cual nuevamente demuestra que todas sus paranoias se terminarían ahí, pero no, ya la situación es irreversible, este momento de poses valientes, no pasarán de ahí, únicamente pose para la foto, de fondo, nada. Se perdió el Presidente, se anuló su propia gestión, se acabó con su propia mano, hoy es nada más que la muestra patética de un hombre que hipotecó, quien sabe, la mejor oportunidad de su vida, que era ser un presidente y servir, pero sus neuras se lo comieron, hoy no le queda más que la suma pesada de todo aquello a lo que temió siempre y hoy lo siente realmente cerca, es más, probablemente, inminente, cabal, la suma de todos sus miedos se confabularon contra él.

Artículo anteriorLo que le sucedió a un médico general, aprendiz de cirujano
Artículo siguienteEmpedrado camino a la legalidad en Centroamérica