Ayer se probó el efectivo impacto que tiene la fiscalización ciudadana sobre los procesos de postulación, porque la elaboración de la lista de seis aspirantes entre los que deberá escogerse al nuevo Fiscal General tiene que ser reconocida como aceptable. Por supuesto no es un listado perfecto pero al menos aquellos candidatos que tenían tachas quedaron fuera y eso es un paso muy importante en el camino hacia el establecimiento de un efectivo Estado de derecho con operadores de justicia menos dependientes de los poderes fácticos que se enseñorearon, vía comisiones paralelas, de los procesos de postulación.

Y hay que reconocer que hay mayoría de candidatos que llenan el perfil de un Fiscal General comprometido con la lucha contra la corrupción. De suerte que así como la fiscalización ciudadana rindió sus frutos en el caso de la Comisión de Postulación, ahora corresponde ejercerla para supervisar el proceso final, el del nombramiento, escrutando con respeto, pero mucho celo, a cada uno de los candidatos para garantizar que no tengamos desagradables sorpresas. El pasado y la trayectoria de cada uno de ellos tiene que ser objeto de especial atención porque lo que está en juego es mucho. No sólo es un nombramiento más, sino que es el nombramiento que marcará el rumbo de nuestra lucha contra la impunidad en general y de la lucha contra la corrupción en particular.

Pensamos que hay muchos postuladores que entendieron la dimensión histórica de su responsabilidad en este momento y actuaron de acuerdo a las circunstancias. Es un hecho insólito y sin precedentes que se haya dispuesto eliminar del listado, de entrada, a aquellas candidaturas que se veían ya como marcadas por sus compromisos con el Pacto de Corruptos que hace esfuerzos por detener el proceso de transformación que el país reclama luego de conocerse las gravísimas dimensiones de la podredumbre que se llegó a enraizar en todo nuestro sistema.

Obviamente no hay perfección pero ya se empiezan a conocer vínculos que pueden ser ilustrativos sobre lo que se puede esperar de cada uno de los candidatos y eso es lo que consideramos importante porque nuevamente el control y vigilancia de la ciudadanía puede ser decisivo.

Y pensamos que por la dimensión histórica de la decisión, el presidente Morales tendrá que reflexionar mucho sobre ella. Asumimos que tiene enormes presiones y que tendrá más en las horas siguientes, pero su gobierno quedará marcado precisamente por lo que haga o deje de hacer en esta especial coyuntura y el sentido de la responsabilidad histórica tiene que pesar mucho.

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