Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com

Estamos a unas horas de que se realice la Consulta Popular sobre el diferendo con Belice y las dudas y desinformación nos rebasan. Algunas personas, incluso, irán a votar por el Sí pensando que la pregunta es si se quiere o no recuperar Belice. El nacionalismo (racista, ignorante y ahistórico) nos hace pensar que en realidad esto puede ser posible, lo de “recuperar” algo que, según el chapín le pertenece, porque asegura que Belice es “nuestro”.

Se siente un ambiente electorero, de confusión y publicidad propagandística. La gira del Presidente fue peor que (su) campaña de partido político, y la del Tribunal Supremo Electoral no pasó de recitar el himno y su eslogan “hagamos historia”. Todo fue costeado con nuestros impuestos, con los que también les pagamos a los diputados, a los que “Belice” y “Brasil” se les hace lo mismo porque empiezan con “b”. Algo así es lo que aprendemos de (nuestra) historia en este país. Aun así, nos mofamos, de la tragedia que han hecho de este país en el que (sobre)vivimos.

Seguimos pensado que votar en este sistema podrido y bajo sus reglas, solucionará algo. Este sistema no quiere cambiar, aunque aparente quererlo, porque funciona muy bien para algunos, muy pocos, pero muy ricos; esos que acaban de pactar por la transparencia y que ahora dicen que, si lo habían hecho mal antes, ahora pueden cambiar y hacerlo bien. ¿Seremos capaces de creerle a Dionisio Gutiérrez transparencia y honestidad, o a cualquier otro oligarca de Guatemala, que acumuló su riqueza a través del despojo y empobrecimiento?

Y es que terminamos siendo tan influenciables y manipulables cuando estamos desinformados y desconocemos nuestra historia, nos hacen incapaces de discernir, de generar un criterio propio. La familia, la iglesia, la escuela, la universidad tampoco ayudan mucho en esto de que nos generemos opiniones propias. Los ricos que, además, son dueños de medios de comunicación, pagan para que nos implanten ideas de lo que les conviene que “pensemos”. ¿Cómo mostraron a los jóvenes del “Hogar seguro” hace unos días? ¿Se sintió incitado a creer que eran mareros? O quizá también pensó que los jóvenes mentían sobre su condición deplorable, como lo hizo el Vicepresidente, que nunca ha estado y menos vivido en uno de estos centros, pero se siente bien capaz de pensar que pudo ser así.

No estamos haciendo historia yendo a votar, estamos haciendo lo que nos han dicho que debemos hacer, aunque no entendamos por qué; como cada cuatro años, no hay diferencia en los niveles de desinformación y manipulación mediática. No se trata de soberanía sino de patriotismo racista, porque somos incapaces de pensar que quienes deben decidir sobre la tierra que ocupan son precisamente quienes la ocupan. Cada vez que los pueblos defienden sus territorios terminan muertos o encarcelados de por vida como Abelardo Curup, quien murió en la cárcel hace unos días, cumpliendo una condena de 150 años por enfrentarse a Cementos Progreso y su invasión en las comunidades kaqchikel de San Juan Sacatepéquez.

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