Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Según reportes de prensa derivados de declaraciones que Nikki Haley, Embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, dio a miembros de su “pull” de prensa que la acompañaban durante su visita a Guatemala, el tema de las conferencias de prensa que el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) ofrecen tras los inicios de los casos fue un tópico de conversación durante la reunión con los jefes del MP y CICIG.

Lo que no quedó claro, es si esa queja volvió a plantearse en la reunión de la mañana entre Haley y el presidente Jimmy Morales y su canciller, Sandra Jovel, pero de todas maneras es sabido por raymundo y medio mundo que ese es uno de los “argumentos” del Gobierno de Morales con los que basan su oposición a Velásquez y los desesperados esfuerzos para sacarlo del país.

Pero hay que decir de forma clara que las conferencias de prensa se vuelven una necesidad en un país que históricamente ha carecido de información, en el que los Tribunales de Fuero Especial, las capturas silenciosas y los encarcelamientos mantenidos en secreto han sido parte de nuestra triste historia.

La ley establece la publicidad de los actos procesales (por eso es que algunos miembros de la CSJ quisieron modificar el Código Procesal Penal de manera aberrante) y lo que se ha hecho en tales conferencias es explicar los hallazgos encontrados, pero debemos recordar que ni Aldana ni Velásquez anuncian condenas, ni anuncian las medidas coercitivas que les tocará a los sindicados ni emiten resoluciones judiciales, simple y sencillamente porque no son jueces.

Eso ocurre en las audiencias que se celebran en el Organismo Judicial con participación de MP y CICIG y los mismos sindicados para que puedan ejercer su derecho legítimo de defensa y el proceso se lleva para garantizar la presunción de inocencia que no es más que la garantía constitucional de que nadie puede ser condenado sin antes haber sido oído y vencido en juicio.

Con el caso de Manuel Baldizón la conferencia se dio tres o cuatro días después, lo que dio lugar a muchas especulaciones y demostró la necesidad de tener información. Incluso, cuando cae alguien como Álvaro Colom uno inmediatamente se pregunta si habrá caído por sus compromisos con financistas a los que les firmó pagarés (que no cobraron porque les dieron la concesión), por su relación con narcotraficantes, por el asqueroso manejo de Cohesión Social, por los negocios con Gustavo Alejos, etc., pero no, la conferencia nos aclara que la acusación es por ahora sólo por el caso Transurbano y los US$35 millones que le regalaron a Luis Gómez y su gente.

Ocasionalmente hay condenas sociales expresadas en las redes de manera anticipada, pero en eso no tiene nada que ver MP y CICIG, y provienen tanto de gente genuinamente indignada, como de netcenteros que se convierten en sicarios de las redes (generalmente anónimos) en casos que nada tiene que ver como MP y CICIG.

Hay cosas más importantes que las conferencias de prensa, como por ejemplo, el secuestro del que es parte el OJ y la dificultad que tienen los buenos jueces, pero debemos entender que Haley es parte de un Gobierno que piensa que Robert Muller es un brazo de la izquierda. Por eso siempre he creído que la labor de un Embajador como Luis Arreaga se hace más difícil porque le toca reportar como anormal en Guatemala algo que pasa en su país y que se resume en que los investigados quieren ver cómo se cargan a los investigadores para mantener los vicios de un sistema que Donald Trump supo utilizar para llegar hasta donde llegó.

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