En muchos países la obstrucción de la justicia es constitutiva de delito aunque en Guatemala la cosa sea muy distinta porque nuestra legislación faculta a los pesquisidores de antejuicios a obstruir el avance judicial por razones eminentemente políticas y de esa cuenta basta con una resolución sin argumentación ni fundamento desechando una solicitud para levantar la inmunidad a un funcionario para que la justicia quede burlada.

La visita al país ayer de la Embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas tiene que entenderse desde la perspectiva de quien representa a un gobierno que está en serias dificultades porque un fiscal especial investiga fundamentalmente si se ha incurrido en obstrucción de la justicia. El caso empieza con la intromisión de los rusos en el proceso electoral de los Estados Unidos, tema en el que está probado que los rusos utilizaron las redes sociales y otros instrumentos para influir en el electorado norteamericano, aunque está todavía por probarse si la campaña de Trump fue parte de un acuerdo con los rusos para beneficiarse mutuamente de esa operación que tuvo notable efecto entre grandes segmentos de la población.

Pero con o sin acuerdo de la campaña de Trump con los rusos, el caso ha derivado en el tema de obstrucción de la justicia porque desde el principio el Presidente trató de influir en el director del FBI, James Comey, para que cesara la investigación de altos mandos de la campaña y de la Casa Blanca y cuando no pudo lograrlo procedió a despedirlo. Por si fuera poco, ahora se investiga también hasta dónde llegó en sus ataques contra el Secretario de Justicia, quien se había excusado de conocer cualquier cosa relacionada con los rusos y la campaña porque él mismo había tenido comunicación con diplomáticos rusos. Desde que Jeff Sessions se excusó ha sido objeto de denigrantes ataques de su “amigo”, el Presidente a quien el veterano senador apoyó desde el inicio de su aventura política cuando nadie daba un centavo por él.

Y justamente el discurso de Trump y su gente es que el Fiscal Especial ha politizado la justicia porque en el equipo inicial había investigadores que fueron contribuyentes a la campaña de Clinton, pasando por alto que Robert Mueller trabajó de la mano con gobiernos republicanos.

Algunos dicen que la Embajadora que vino a Guatemala dijo que había que evitar la politización de la Comisión Internacional Contra la Impunidad, lo que significaría que ven a Velásquez como ellos ven a Mueller y sin entender el trabajo profesional que acá se realiza contra la corrupción.

Artículo anteriorClaridad y compromiso contra la corrupción
Artículo siguienteExposición alemana recuerda al artista Paul Klee de los años 20