Víctor Ferrigno F.

Venezuela no sufre una crisis humanitaria, a diferencia de países de África o Asia donde hay conflictos bélicos y hambruna, concluyó Alfred de Zayas, el experto independiente de la ONU sobre la Promoción de un Orden Internacional Democrático y Equitativo,  tras su visita al país suramericano en noviembre pasado.

Con el fin de elaborar el informe sobre la situación en Venezuela, Zayas se entrevistó con sectores de la oposición, Fedecámaras, la sociedad civil y la iglesia. Habló con 16 ministros del Gobierno, visitó las Misiones Sociales y supermercados «para tener una impresión, no completa en ocho días, pero de buena fe sí informarme cuál era la situación».

Zayas constató que hay problemas de abastecimiento, de distribución de alimentos y medicinas, pero lo más grave son las sanciones y la guerra económica, porque empeoran el contrabando de medicinas y alimentos subvencionados en la frontera con Colombia.

«He comparado las estadísticas de Venezuela con la de otros países y no hay crisis humanitaria, desde luego hay escasez, zozobra y desabastecimiento, pero quien haya trabajado por décadas para Naciones Unidas y conoce la situación de países de Asia, de África y algunos de América, sabe que la situación de Venezuela no es una crisis humanitaria», sostuvo Zayas en entrevista para teleSUR y Sputnik, publicada el pasado 20 de febrero.

El experto independiente denunció la censura de su visita a Venezuela en medios de comunicación dominantes, que a su juicio no están interesados en difundir una imagen objetiva y completa de la situación de este país.

Zayas expuso que en experiencias anteriores, en su calidad de alto funcionario de Naciones Unidas, como Secretario del Comité de DD. HH. y Jefe del Departamento de Quejas del Alto Comisionado de DD. HH. de la ONU, cuando se pronunciaba sobre algún tema, por lo general medios como BBC y The New York Times recogían y publicaban sus declaraciones, pero en el caso de su reporte sobre Venezuela lo han ignorado totalmente.

En opinión del experto, el discurso actual de los voceros de EE. UU. sobre una crisis humanitaria en Venezuela, además de ser no válido, solo persigue el cambio de régimen en el país. «Desde 1999, una serie de Estados quieren el cambio de régimen en Venezuela, ese deseo de destruir la Revolución Bolivariana y de abrogar todas las leyes sociales adoptadas en los mandatos de Chávez y Maduro», dijo.

Por ello, el lunes pasado, el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, denunció ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU las acciones injerencistas del Gobierno de EE. UU. y de sus aliados europeos en los asuntos internos de su país.

Reveló que, durante su reciente gira por Suramérica, el Secretario de Estado Rex Tillerson, llamó públicamente a derrocar el Gobierno Bolivariano de Venezuela, y anticipó que no reconocerá los resultados de las elecciones presidenciales. Precisó que de enero a la fecha, Venezuela ha recibido 105 ataques internacionales.

A principios de febrero, en su calidad de mediador, el ex presidente español Rodríguez Zapatero, denunció cómo EE. UU. forzó una ruptura de las negociaciones entre la oposición y el gobierno de Venezuela, cuando ya habían alcanzado un alto grado de acuerdos políticos, incluida la participación en las próximas elecciones.

Está claro que Tillerson, el ex director ejecutivo de Exxon Mobil, quiere el petróleo de Venezuela a cualquier precio, aun provocando una nueva guerra, ahora que somos un continente en paz. Frente a esta amenaza, hay que cerrar filas y hacer realidad la máxima de Bolívar: “La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino”.

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