Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Al igual que el periodista y columnista de elPeriódico, Méndez Vides, debo de concluir las aclaraciones por las que tomé la palabra para referirme a las manifestaciones e inexactitudes que contiene el libro que él editara, titulado “Arzú y el tiempo se me fue”.

Espero que por respeto a la verdad y al conocimiento de la opinión publica guatemalteca, en cualquier otra edición que se haga de dicho documento, producto de la vida y de la entrevista que hiciera durante más de un año, mis enmiendas se incluyan como una cita de aclaración que mi persona ha hecho a dicho libro, el cual, por cierto, no acepto que pueda considerarse una novela.

Tampoco acepto que la persona del presidente Álvaro Arzú pueda ser alguien que se convierta en un personaje de ficción, como lo manifestó el señor Méndez Vides, el día 14 de diciembre de 2017, en su columna publicada en el Periódico.

Independiente de lo ya publicado y manifestado en la presente columna, Álvaro Arzú me merece estima y respeto como persona, así como me merece todas las aclaraciones y críticas que le he hecho en mis columnas; como político guatemalteco también le reconozco la suficiente experiencia para que el presidente Jimmy Morales le incluya en su círculo de asesores.

Al respecto, el Presidente de la República, así como quien le sustituya en el futuro por elección popular, deberán considerar que la asesoría que le pueden prestar quienes han desempeñado el cargo de Presidente y Vicepresidente siempre le será de utilidad, como le ha sido históricamente a los pueblos, a las sociedades y a los gobiernos del mundo.  Prueba de ello es que, en el pasado, constitucionalmente, existió un Consejo de Estado, como perfectamente también podría existir un consejo político nacional, donde la presencia de los Presidentes y Vicepresidentes que constitucionalmente han sido electos aporten sus ideas, criterios y críticas.

Por supuesto, este tema, al igual que la reelección y la actualización de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, son temas del presente; pero ante todo, también lo son del futuro de una democracia representativa, que permita que nuestro país progrese y no sea un lamentable ejemplo en los análisis y calificaciones que se efectúan permanentemente de los gobiernos del mundo y de América Latina, para que así podamos estar a la par de lo que actualmente son los gobiernos de Chile, Uruguay, Perú y Colombia.

Si alguna de mis declaraciones u opiniones es inexacta o merece ser cuestionada, mi columna de opinión está abierta al presidente Álvaro Arzú, al periodista Méndez Vides, o a quien lo estime conveniente, por cuanto respeto las normas que rigen y deben de regir la libertad de prensa que debe siempre existir en una democracia.

Concluyo agradeciendo los varios comentarios que han merecido las columnas que con la denominación “Para una aclaración, tomo la palabra” publiqué y las cuales concluyo hoy.

¡Guatemala es primero!

 

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