Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Desde que se destapó el Caso de la Cooptación del Estado se montó la campaña para provocar la mal llamada polarización ideológica promovida por quienes pretenden acabar con el esfuerzo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad y el Ministerio Público para investigar todos los casos de corrupción, y se dijo que esas entidades estaban únicamente persiguiendo a la gente de derecha mientras dejaban en paz a los izquierdistas, en clara alusión a los pícaros de la UNE. Ahora sabemos que la investigación de Transurbano fue mucho más compleja que las del gobierno de Pérez Molina y las del gobierno de Morales por el transcurso del tiempo y la complejidad de la ruta del dinero, pero ya se presentó la etapa 1 y sin duda en las nuevas etapas seguirán rodando cabezas por ese asqueroso trinquete.

Creo que es tiempo de que los guatemaltecos nos demos cuenta de las perversas intenciones que tuvieron los que montaron esa patraña ideológica para ocultar su perversa intención de descalificar la lucha contra la corrupción. El gobierno de Jimmy Morales, cooptados también desde la campaña, tanto así que sus financistas del sector azucarero se aseguraron de entrada colocando en la CC a su abogado, para citar apenas uno de los muchos ejemplos que se pueden ver, se sumó de inmediato a la ola contra la CICIG y el MP no sólo motivado por el caso que se sigue contra su hijo y su hermano, que no fue producto de investigaciones propias de esas instancias sino de la declaración que se produjo en un tribunal donde los implicaron, sino también por sus propios problemas con el financiamiento electoral ilícito.

No está únicamente en juego el futuro de este Gobierno sino el futuro del país porque lo que pretenden es consolidar la dictadura de la corrupción, incluyendo para ello el manoseo de las fuerzas armadas al comprometerlas en acciones como la de prestarse al evento en el que el Alcalde, verdadero líder del pacto, llamó a pasar sobre las cabezas de los medios de comunicación. No cabe la menor duda de las intenciones que tienen los que inicialmente propusieron la tesis de un conflicto entre derecha e izquierda sabiendo de nuestra facilidad para caer en esa trampa y por ello se convenció a Morales para que declarara non grato al comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, lo que abrió un período de mayor confrontación que finalmente es entre los corruptos y quienes se oponen a que se establezca mediante instrumentos de terror esa dictadura de la corrupción.

Ya no puede hablarse más de esa falsa polarización sino que tenemos que señalar claramente cuál es la verdadera polarización, que es la existente entre corruptos y la gente que entiende el daño que la corrupción nos ha causado como país y especialmente a la población de menores recursos económicos que termina pagando el pato por la falta de servicios básicos y de políticas para mejorar sus condiciones de vida. Y en ese contexto sí que no cabe ningún aguado medias tintas.

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