Raymond J. Wennier

Cuando el Mineduc y otras organizaciones monitorean las estadísticas de la asistencia escolar, deben tomar en cuenta que a pocos días de iniciarse el año escolar, alumnos no asisten, no han tenido clases, no llegan los maestros. ¿Razones? muchas; no importa cuáles sean, el hecho es que no han tenido clases desde que oficialmente se inició el ciclo escolar. ¿Excusas? Juntas de maestros en otros lugares; el frío; la lluvia; erupción volcánica; manifestaciones de los maestros durante horario laboral el 1 de febrero; Jalapa sin maestros ¿cuántos están igual? “Se reúnen por falta de clases”; En Las Flores, Petén, 18 aldeas sin maestro y uno solo, atiende a casi 600 alumnos.

Durante la manifestación, en la tarde, vi camionetas identificadas con las palabras Magisterio y el departamento de donde vinieron y grupos de maestros en un supermercado. Para estar temprano en la manifestación, tuvieron que haber salido de madrugada en un día que no atendieron alumnos. Si retornaron a sus lugares el mismo día, seguro llegaron de noche. Apuesto a que varios no estuvieron en sus aulas a las 7:30 al día siguiente ¿Será que algunos sí llegaron? Fueron dos días no aprovechados por los alumnos.

Recuerdo años ya pasados, maestros del área rural viajaron de su pueblo o cabecera departamental, los días lunes y para aprovechar su fin de semana, no daban clases el viernes pues era otro día de viaje. Trabajaban martes, miércoles y jueves.

Estamos en otro siglo, es época de esperar acciones diferentes para lograr resultados mejores, satisfacer las necesidades educativas de una sociedad urgida de grandes cambios en su sistema escolar de excelencia académica pero más importante, basado en la ética del comportamiento congruente entre pensamiento y acción.

Una meta educativa es enseñar a los alumnos a pensar críticamente aunque esta crítica sea rechazada por otros. No importa, hay que hacerlo para poder reflexionar sobre el estado en que encontramos el sistema educativo; cada aspecto hay que analizarlo críticamente. El cumplimiento de los 180 días de clase para el año escolar 2018, es sólo uno.

La metacognición, la habilidad de pensar sobre los propios pensamientos, evaluarse uno mismo. Queremos que los alumnos la aprendan y se pregunten: ¿Cómo estoy haciendo mi trabajo? ¿Cuántos maestros se hacen esta pregunta?

Dicen que el tiempo no aprovechado será recuperado de dos formas, una, es que los alumnos se queden más tiempo en la escuela. ¡Qué pena! Dos, darles a los alumnos un montón de hojas de trabajo para hacerlas en su casa, sin guía para resolver dudas. Apuesto que esas hojas no serán vistas por los maestros para darles retroalimentación apropiada y enseñarles dónde puede mejorar su actuación académica/personal. ¿Evaluación formativa?

Asignar hojas de trabajo como sustituto de la presencia del maestro, es negar su importancia, es declarar que un pedazo de papel es igual o mejor que la presencia del maestro en el aula; que no importa si está o no presente. ¡Terrible! No es sólo la ausencia del maestro lo que afecta la efectividad del proceso para el aprendizaje sino el cumplimiento del horario diario, la puntualidad para iniciar y terminar el trabajo, es enseñar cómo aprovechar, con el ejemplo.

Hace años dije al Mineduc, “Si el recurso humano no cambia, ¿cómo puede cambiarse el sistema? Continúo haciéndome la pregunta y sigo esperando la respuesta.

Seamos honestos, con los días ya perdidos y los que se perderán por cualquier pretexto, ¿llegaremos a los 180 días hábiles?

Artículo anteriorPromoción Cultural de reconocimiento “Orden Vicenta Laparra”
Artículo siguienteGuatemala y la competitividad