Francisco Cáceres Barrios
caceresfra@gmail.com

Los que no quieren que la CICIG continúe ejecutando su misión para acabar algún día con la corrupción y la impunidad en el país están repitiendo hasta el cansancio estar perdidamente enamorados de esa entidad, como de ese objetivo, pero no del doctor Iván Velásquez, aduciendo entrometerse en asuntos de carácter nacional; que ha expresado su predilección por personas que actualmente han prestado buenos servicios al Estado; que se ha extralimitado en sus funciones; que estigmatiza a un sector político del país y cuánta cosa sea imaginable, cuando saben muy bien que desde que llegó al país fue notorio el cambio, como que le dio prestigio a la CICIG, lo que nunca pudimos ver de sus antecesores.

Si yo estuviera en los zapatos de los defensores de las personas que de una u otra manera han estado siendo señalados de cometer faltas o delitos punibles aduciendo injusticia, lo que mejor podría hacer sería asesorarme de los profesionales más conocedores, expertos y honorables en el campo judicial para así librar una férrea batal la en los tribunales con estricto apego al derecho, ya fuera para evitar el decreto de ir a la cárcel preventivamente, es decir, que no solo con verle la cara y sus antecedentes se tuviera la certeza de que se darán a la fuga o que van a destruir evidencias importantes para evitar su condena.

Eso de utilizar a los medios de comunicación para decir que el señalado es honrado, aunque se tengan grabaciones telefónicas que demuestran lo contrario; tener el descaro de dar declaraciones que se le acusa por haberle dado trabajo a gente que lo necesitaba, cuando es más que evidente la creación de plazas fantasma o decir que no amerita meter a la cárcel a determinada persona cuando hay documentación que evidencia no haber pagado los tributos que las leyes fiscales del país determinan, es igual a escupir al cielo, porque más temprano que tarde el contenido le caerá en su propia cara.

Dice el refrán que “cualquier diligencia es permitida”, pero eso jamás debiera significar pretender darle atol con el dedo a la mayoría de la gente que, sin tener un solo pelo de pendejo, de sobra sabemos que sus argumentos son tan débiles que con el más leve soplido los derrumba. ¿En verdad tiene algo de malo informar pormenorizadamente las capturas realizadas y las razones que las sustentan? Por ello es que insisto en decir que utilizando estos subterfugios para lograr el retiro del doctor Velásquez de la CICIG, lo único que han logrado es que cada día hayan más convencidos que lo que buscan es cómo quitárselo de encima. Punto.

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