La ayuda de memoria de la burda reunión entre la Canciller y el Secretario General de la ONU demuestra la pobreza de los argumentos del Gobierno y de su embajador ante Naciones Unidas, caso que merece comentario aparte porque si el recordado y respetado Jorge Skinner Klée hubiera atestiguado la forma abyecta en que su hijo se pone a las órdenes del dictador de la ignorancia enciclopédica y defendiendo el chance se presta a repetir las barrabasadas patéticas que fue a decir la improvisada Canciller, seguro que hubiera soltado alguno de sus muy mordaces y demoledores comentarios desnudando a los eternos mamatetas del Estado que pisotean sus apellidos de alcurnia porque entre serviles e impunes arropan a los corruptos.

Pero la “ofensiva” de la Canciller, que le valió una medalla del Ejército sin duda porque la cúpula quedó asombrada de su “talento y valentía”, ha tenido efecto adverso entre la comunidad internacional y sirvió para borrar cualquier duda respecto a si se puede trabajar con este Gobierno. Desde Estados Unidos hasta las Naciones Unidas, el rechazo ha sido categórico y un meme resumió la reacción del Secretario Guterres en las siguientes palabras que coinciden con su respuesta a la Canciller: La CICIG es un problema para la actual administración, no para el Estado de Guatemala ni para la sociedad guatemalteca. La actual administración no está protegiendo a la sociedad. Se está protegiendo a sí misma.

En Estados Unidos desde el Congreso y el Departamento de Estado llegan claros mensajes, refrendados ayer por el Embajador Luis Arreaga, quien expresó que “Estados Unidos apoya con firmeza a Iván Velásquez y la CICIG”, justo en el momento en que arrecian los ataques y preparan las acciones para dar el manotazo que termine la lucha contra la corrupción y contra la impunidad.

En ese impresionante contexto internacional, derivado de la alerta que plantean los planes tenebrosos del Gobierno, llega el momento del ciudadano guatemalteco para entender que la institucionalidad es el respeto al concepto de que la ley es pareja para todos. La institucionalidad va más allá de los políticos porque no puede existir si no hay certeza de aplicación de la Ley para todo el que incurra en delitos. Nuestra vieja institucionalidad es la de la impunidad que se ha hecho de la vista gorda ante multitud de delitos de gravísimas repercusiones en la vida nacional, incluyendo los de corrupción que, como dijo el Papa Francisco, empobrecen a los pueblos.

Guatemalteco, nos están llevando al momento crítico y ese es justamente el momento de la ciudadanía.

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