Edgar Villanueva

El veintidós de enero de dos mil dieciocho dio inicio el proceso de integración de la Comisión de Postulación para Fiscal General de la República de Guatemala. Este es el banderazo oficial de salida para la elección de la persona que sustituirá a la Fiscal General, Thelma Aldana. ¡Y como dirían los locutores de la lucha libre, “lucharán de dos a tres caídas, sin límite de tiempo”!

Lamentablemente las Comisiones de Postulación inician perdiendo tres a cero, pues en el pasado, han demostrado ser los centros de negociación de diversos grupos de poder del país, lo cual les ha restado credibilidad y confianza ciudadana. Además, la integración de dicha Comisión con decanos de universidades de dudosa procedencia y estructura, añade a la interrogante, ¿será que el proceso de selección sigue siendo víctima de un secuestro de los grupos afines a personajes oscuros del inframundo político guatemalteco?

Sin embargo, estos no son momentos para llorar sobre la leche derramada o para retrotraernos al momento donde las Comisiones de Postulación nos fueron presentadas como la “bala de plata” que solucionaría nuestros problemas. Este es el momento de buscar los mecanismos de observación y de participación que nos permitan tener una elección abierta, transparente y objetiva para elegir al nuevo Fiscal General.

Como primer punto considero que es importante que se abra una discusión sana de los méritos y deméritos que cada candidato pueda presentar. Pero previo a esta discusión, que haya una observancia de la forma y del mecanismo que la Comisión utilizará para calificar a cada uno de los candidatos y el valor que le dará los elementos de análisis para darles un puntaje final.

Asimismo, considero que es imperativo un movimiento de observación ciudadana que mantenga a los integrantes de la Comisión de Postulación, al Legislativo y al Ejecutivo, conscientes de la importancia que una elección transparente tiene para la población. Para el efecto, un elemento integral de esta transparencia es que todos los sectores promuevan sus opiniones sobre el proceso y sobre los candidatos “sobre la mesa”. Las pláticas a escondidas, fuera del escrutinio ciudadano y los cabildeos “bajo la mesa”, solamente incrementa las dudas de la ciudadanía y deslegitimiza un proceso fundamental para la lucha contra la corrupción y la impunidad.

Y finalmente, es importante que, a partir de las tablas de gradación y del proceso de selección, se lleve a cabo una discusión objetiva sobre la idoneidad de los casos. Todos somos responsables de señalar los vicios del proceso y de expresar las dudas sobre los candidatos. En este sentido, también somos responsables por llevar a cabo estas discusiones de manera objetiva, alejados de los sesgos ideológicos y políticos que nos confrontan.

Quien suceda a la Fiscal Aldana tiene una tarea importante que enfrentar. Le tocará dirigir una institución vital para el futuro del país y tendrá una exigencia importante de parte de la ciudadanía. No podemos fallar. Participemos de manera activa, objetiva y comprometidos con el futuro de nuestra nación.

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