Luis Enrique Pérez

El presidente Jimmy Morales, interrogado por periodistas sobre el motivo por el cual no había pagado, con dinero de su propio salario, lujosos bienes y servicios que han sido adquiridos para que él los disfrute o los regale, respondió: “yo no tengo que pagarlos de mi salario”. Esos bienes y servicios han costado por lo menos 300,000 quetzales. Si el presidente Morales no tiene que pagarlos con dinero de su salario, ¿con qué dinero, entonces, tienen que ser pagados? Es pregunta ineludible.

El presidente Morales respondió, de hecho, que tenían que ser pagados con dinero de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad. Y efectivamente, esa secretaría los pagó; pero, por supuesto, con dinero de los ciudadanos que pagan impuestos. Por consiguiente, el presidente Morales realmente respondió que con dinero de esos ciudadanos tenían que ser pagados, por ejemplo, elegantes anteojos que costaron 22,000 quetzales, o fragantes y turgentes flores que costaron 50,000, o una botella de prestigioso whisky que costó 3,000; o un masaje terapéutico que costó 3,400. Es preocupante respuesta.

El presidente Morales afirmó que pagar 300,000 quetzales por bienes y servicios para disfrute de él, o para regalarlos, fue decisión de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad, y no decisión de él mismo; pero la cuestión esencial es que él aceptó esos bienes y servicios y, por consiguiente, aprobó que fueran pagados con dinero de los ciudadanos tributantes. Es punible aprobación.

El presidente Morales preguntó a una inquisitiva periodista: “¿usted cree que yo ando buscando ese tipo de cosas?” Aunque no las busque, él tendría que inquirir sobre tales “cosas” y su costo, antes de que la mencionada secretaría, con dinero de los ciudadanos tributantes, las adquiera, y decidir que sean o no sean adquiridas; pero él solo inquiere, como él mismo ha declarado, “sobre cosas que realmente valgan la pena”. Interpreto que, según él, no “valen la pena” aquellas lujosas “cosas” que costaron 300,000 quetzales extraídos del patrimonio privado de los ciudadanos tributantes. Es inquietante valoración.

El presidente Morales, en un intento por despojar de cualquier importancia el gasto de los 300,000 quetzales, mencionó que, en la adquisición de libros escolares, han sido ahorrados por lo menos cien millones de quetzales, y que el dinero ahorrado fue invertido en la construcción de una carretera. Es decir, el presidente Morales pretende que, por tal ahorro, el ciudadano deba aprobar, complacido, aquel gasto de 300,000 quetzales. Es absurda pretensión.

El Secretario de Asuntos Administrativos y de Seguridad, Orlando Ramírez, argumentó que la finalidad de adquirir lujosos bienes y servicios destinados a que el presidente Morales los disfrute o los regale, es mantener la “imagen presidencial en un nivel alto”. ¿Entonces el “nivel alto” de la imagen del presidente de la República ha de consistir, no en ser un idóneo gobernante, o un brillante estadista, sino en exhibir o en regalar bienes lujosos? Es decir, ¿ese “nivel” sería más alto si, por ejemplo, el presidente Morales exhibiera anteojos más lujosos, o regalara botellas de whisky más lujoso? Es ridícula argumentación.

Por ese imprudente gasto de 300,000 quetzales, protesta el ciudadano que agoniza, víctima del ataque de un delincuente que se beneficia de la presunta escasez de recursos para la prevención policial del delito. Protesta el ciudadano cuyo hijo se educa sentado en el suelo de un ridículo simulacro de edificio escolar. Protesta el ciudadano enfermo que llega a un hospital público a mendigar una medicina, no para conservar la vida, sino para retardar la muerte. Protesta el ciudadano que paga impuestos por deber, y no por temor. Protesta el ciudadano que paga impuestos que mejoran la vida de quienes gobiernan, pero no la vida de él. Es protesta de la justicia.

El presidente Morales ha perdido cualquier residuo de autoridad moral para pedir a los ciudadanos que paguen impuestos; y si lo pide, los ciudadanos podrán plantearle, por ejemplo, esta pregunta: ¿quiere “cosas” más lujosas para elevar más el “nivel” de la imagen presidencial?

Post scriptum. Presidente Morales: cuídese de usted mismo.

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