Dentro de los refraneros de la sabiduría popular se ha dicho desde tiempos inmemoriales que si parece un pato, camina como pato, nada como pato y hace cuac cuac, seguramente es un pato. Viene a cuento lo anterior ante argumentos que utilizan los aliados de la corrupción para criticar señalamientos que se hacen sobre su comportamiento, demandando que se presenten las pruebas fehacientes ante la autoridad competente porque, dicen ellos, de lo contrario parecen señalamientos “temerarios” propios de nuestra fama de Guatebolas.
Uno de los ejemplos utilizados esta mañana en un programa radial fue el de los señalamientos de que corrió dinero para juntar los votos necesarios para elegir a la Junta Directiva del Congreso y dicen esos “suspicaces” que hay que presentar las pruebas y que “a saber si habrá tantas cantidades de dinero”. Quienes han informado de ese extremo son diputados que presenciaron la compra de voluntades, pero que no tienen manera de probarlo. Además, cuando ha habido sobornos de ese tipo no se hacen mediante cheque ni se pide que emitan factura sino que, literalmente, los billetes vuelan bajo la mesa.
Mucho se ha ganado desde que se destapó el Caso La Línea en la forma de investigar distintos casos de corrupción, pero todos sabemos que hay muchísimos que continúan sin llegar al conocimiento de entes como la CICIG y el MP porque no es sencillo seguir las pistas de tanto trinquete que hay y ha habido en el país.
Dicen, por ejemplo, que el Procurador de los Derechos Humanos tiene que presentar denuncia y pruebas ante el Ministerio Público de que hay planes para eliminar a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y para destituirlo a él como titular de la PDH. Lo cierto del caso es que los planes están y si se contuvieron de momento es por la denuncia que hizo el licenciado Jordán Rodas, pero que vienen en su contra es un hecho, de la misma manera en que se sabía que iban contra el responsable de la SAT y que se proponen nombrar un fiscal que le ponga fin a la lucha contra la corrupción.
Hay demasiadas muestras de que existe un Pacto de Corruptos. Y si parecen corruptos, actúan como corruptos, buscan terminar con la lucha contra la corrupción y contra la impunidad, bien cabe la analogía con los patos. Obviamente la sabiduría popular es más acertada que la suspicacia de quienes creen que todo son bolas e inventos de funcionarios y de la prensa que recoge sus declaraciones.