Francisco Cáceres Barrios
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Los guatemaltecos llevamos tiempo de solo ver ganar a la delincuencia versus a nuestra fuerza policíaca que ha ido perdiendo la lucha por mantener la seguridad en nuestras calles y todos los rincones de nuestro país. Ahora son los delincuentes los que filman, amenazan y hasta extorsionan a las autoridades. Las maras y el crimen organizado son quienes dominan todo el territorio y quienes también hacen uso de las técnicas más avanzadas de la electrónica para mantener un control que no hace mucho era dominio de nuestras autoridades. Y si alguien duda de lo que afirmo, lo invito a enterarse de lo recientemente ocurrido en la Colonia El Búcaro, zona 12 de Villanueva en donde murieron dos hombres, lugar ampliamente conocido por ser controlado por pandilleros de distintas denominaciones, en donde constantemente desafían a la policía que son víctimas de sus pedradas, filmaciones, advertencias y hasta amenazas, incluso para el Ministerio Público, con el fin de poder actuar en libertad

Cuando asumió el cargo de Ministro de Gobernación el Licenciado Francisco Rivas, la población fue informada de su larga experiencia criminalística, que había desempeñado difíciles cargos en el Ministerio Público y que sus conocimientos sobre la materia preventiva y combativa de los delitos sobrepasaban los historiales de otros candidatos. Pero está por cumplir el segundo año de estar al frente de tan delicado cargo y en vez de apreciar el progreso y desarrollo de nuestras fuerzas policiales, con mucha pena comprobamos que van en retroceso, a pesar de la abundante información sobre que más elementos integran las mismas, que tienen mejor armamento, que sus técnicas son de lo más avanzado y que su capacitación ha mejorado. Sin embargo, a las pruebas nos remitimos. Cada día el temor del guatemalteco por salir a las calles y no regresar vivo a su hogar.

La actividad de los pandilleros es cada vez más poderosa. Ellos se pelean entre sí el control de las colonias residenciales. La población todavía no los puede identificar plenamente pero nadie ignora que la mara Salvatrucha mantiene una lucha a muerte con los pandilleros del Barrio 18. Ellos mantienen el dominio hasta el punto que la misma fuerza policial mantiene el temor de patrullar y hasta de llegar a ciertas colonias como la del Búcaro. De ahí que preguntemos: ¿Hasta cuándo vamos a seguir viviendo estas condiciones? ¿Cómo se puede pedir de la población su mejor productividad y generación de actividades, cuando por todos es sabido que una sociedad que vive con la camisa levantada ante el temor y pánico que generan los delincuentes no es capaz de desarrollar a plenitud todas sus aptitudes, conocimientos y buenas intenciones?

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