El tema del acoso sexual se ha convertido en una caja de Pandora en Estados Unidos, donde ayer el Senador Demócrata Al Franken renunció a su cargo luego de haber sido acusado de comportamiento impropio en el trato con mujeres. Sus compañeros de partido en el Senado le pidieron la renuncia en un gesto que se interpreta como un fuerte mensaje para sus contrarios Republicanos que lejos de condenar a los conservadores acusados, los arropa y protege como está pasando ahora con el candidato a Senador por Alabama.

Pero seguramente que el mensaje más fuerte muy directo va contra el mismo Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien en un video que se difundió en plena campaña electoral tuvo expresiones groseras para describir su trato con las mujeres. La Casa Blanca ha dicho que ese tema está enterrado porque el pueblo norteamericano, al votar por Trump, decidió que no era trascendente y que no tenía que seguir siendo objeto de debate público. Sin embargo, ha sido el mismo Trump quien lo colocó nuevamente en el tapete, puesto que de manera más que cínica dijo ahora que tenía dudas de que la voz que se escucha haya sido la suya, no obstante que en su momento reconoció que era él quien hablaba y, cosa rarísima en él, hasta pidió disculpas públicamente.

El mensaje de los demócratas es que hay doble rasero para juzgar a los implicados en casos de acoso sexual porque mientras unos no sólo admiten culpa sino que asumen responsabilidad y dimiten de sus cargos, otros cierran filas para proteger a los depredadores, planteando así un nuevo giro en el debate político actual en el que se ve que una buena parte del electorado no toma en cuenta ese tipo de situaciones porque a su líder, el señor Trump le perdona todo. Tanto que él mismo dijo durante la campaña que si un día decidiera matar a alguien en plena Quinta Avenida de Nueva York no tendría ninguna consecuencia política para él.

Es un hecho que hay una masa electoral que sin ser mayoría, tiene el suficiente peso como para alentar las acciones de Trump y sus seguidores, partiendo de la base de que cualquier crítica al Presidente es producto de las “noticias falsas” que según ellos caracterizan a todos los medios informativos con la excepción notable de Fox. Justamente por todo ello fue que los demócratas del Senado arrinconaron a su colega Al Franken, quien antes de ser político era un conocido comediante, sacrificándolo para enviar el mensaje de que predican con el ejemplo.

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