Jorge Santos

El 09 de diciembre de 1998 en la 85ª Sesión Plenaria de la Asamblea de las Naciones Unidas se aprueba la Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos, mejor conocida como Declaración sobre los defensores de los derechos humanos.

Esta Declaración, resultado de una larga lucha de muchas ONG de derechos humanos, reconoce la importancia de la labor de las personas que defienden los derechos propios y de los demás. Uno de sus aspectos fundamentales es que establece que todas las personas, más allá del Estado, tenemos una función a desempeñar como defensores de derechos; y destaca la existencia de un movimiento mundial en el que todos y todas estamos inmersos.

A 19 años de esta importante Resolución para las personas que defienden derechos humanos, el Estado guatemalteco aún adeuda en extremo el cumplimiento de los derechos reconocidos a las y los defensores y las medidas de protección previstas en la misma. Las instituciones del Estado, en particular el Ministerio Público, el Organismo Judicial, la Policía Nacional Civil, el Ejército, el Ministerio de Energía y Minas, el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, junto a entidades no estatales como las empresas y el Crimen Organizado han agredido y violentado el derecho a la defensa de los derechos humanos. Quienes agreden a las y los defensores lo hacen porque saben que el liderazgo social, popular y comunitario, Autoridades Ancestrales, integrantes de la academia y periodistas que se dedican a denunciar, investigar y transformar diversidad de fenómenos sociales, económicos, políticos y culturales son fundamentales en la modificación del statu quo para la construcción de vida digna.

A lo largo de los años, hemos visto un potente crecimiento en la defensa de derechos humanos, contra el saqueo y expolio que el modelo neoliberal impone en el país. Se unen al movimiento en defensa de la vida, de los recursos naturales y la naturaleza, nuevos movimientos sociales y ciudadanos a la luz de la lucha contra la corrupción e impunidad. A pesar de los ataques y agresiones en su contra, podemos afirmar que existe una vigorosa comunidad de defensa de derechos humanos.

Es por ello, que el 09 de diciembre reconocemos la importante labor de quienes defienden derechos humanos como uno de los mejores mecanismos para la construcción y consolidación de la democracia. Exigimos al Estado guatemalteco la construcción de un ambiente propicio para la defensa de los derechos humanos: cese de la represión, de los desalojos violentos, de la criminalización y de la muerte contra quienes defendemos derechos humanos. Invitamos a toda la sociedad a asumir su función ciudadana en defensa de los derechos humanos propios, de su familia, de su comunidad, de su entorno natural como aporte a otra Guatemala.

 

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