Estuardo Gamalero

“No hay países subdesarrollados, sino mal gestionados”
Peter Drucker

El Estado, puede analizarse desde la óptica de sus elementos: territorio, población, autoridad y fin común. También por la suma de sus partes sociales: niños, adultos, funcionarios públicos, civiles, militares, jueces, fiscales, indígenas, ladinos, hombres, mujeres, empresarios, profesionales, asalariados, laicos, religiosos, entre otros.

La sociedad funciona o, mejor dicho, debería funcionar con tal precisión como la maquinaria de un “reloj suizo”, en la cual cada pieza cumple con un rol. Y en la medida que cada pieza se encuentre bien instalada, los resultados del conjunto serán mejores. De lo contrario, sería como cargar en la pulsera un artefacto que no sirve para nada. Resulta inútil que solo unas piezas funcionen y otras no.

Tanto en lo social, como en lo político, el resultado es la suma de las metas individuales.

En este ejemplo, el reloj es el país y cada pieza es uno de los sectores y/o una persona. Pero, ¿cómo logramos que ese reloj marque correctamente la hora, funcione su cronometro y las agujas no giren en sentido contrario, si las piezas no están bien, no encajan, no se reparan y no se instalan en la forma adecuada?

Los problemas o enfermedades sociales son muchos, pero dentro de los principales tenemos: la desnutrición, la corrupción, el analfabetismo, la violencia, la pobreza, la desigualdad, el resentimiento, la holgazanería, el desempleo. Para algunos expertos, las anteriores, no son las enfermedades por sí mismas, sino los síntomas o los efectos de las mismas.

En todo caso, no deseo perderme en esa apreciación, sino más bien, enfocarme en lo importante.

La moda política se define por los eventos trascendentales, pero también se impone a través de noticias que alguien genera o la agenda que algunos imponen. Lamentablemente, muchas veces dejamos de ver el problema real o la mejor solución de la enfermedad, por estar más interesados en la telenovela o la coyuntura, que se alimentan de egos políticos o cuotas de poder. Con esto, no digo que los problemas de moda no sean reales e importantes, sino más bien, que: “la agenda de apagafuegos, no nos deja realmente salir adelante como nación”.

No encuentro un problema que afecte y preocupe más a toda la población, que el no tener un empleo y percibir un ingreso decente con el cual pueda sostener su vida y la de su familia. Y si bien la pobreza tiene diferentes escalas, es la angustia de no comer, no poder pagar las medicinas, la luz, la escuela, la vestimenta, la manutención de la familia, el transporte, la renta y la cuota del banco, la peor pesadilla que puede enfrentar un ser humano.

La frustrante situación de querer trabajar, buscar y no encontrar una oportunidad. Ante la falta de trabajo y la consecuente pobreza que ello produce, las personas se ven acorralada, sus sueños mueren y se ven obligadas a buscar alternativas como: irse de mojados al norte o adoptar una vida al servicio de la delincuencia: contrabando, sicariato, narco, maras, conflictividad social, etcétera.

Y si bien los resultados (de acceso público) de la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (ENEI 2017) reflejan que la tasa de desempleo nacional no es “alarmante”, pinta adecuadamente que más del 70% de las oportunidades de trabajo se dan en la informalidad, zona en la cual, las personas a puras penas, encuentran una forma de subsistir. Ojo, que no critico la “informalidad” como tal, sino más bien, a las personas y funcionarios públicos que, a través de conflictividad social, leyes, políticas y quehaceres agendados, prefieren destruir la empresarialidad y las fuentes de trabajo, que salir de la miseria que acosa a la gente más necesitada de nuestro país.

No importa de qué forma se disfrace el socialismo, está amplia y plenamente comprobado a nivel mundial, no una sino mil veces, que eso no funciona y además condena a las personas a la más vil de las pobrezas, en donde las libertades individuales y la propiedad privada dejan de existir.

Mismos resultados de pobreza ha generado la manipulada y muy de moda “conflictividad social”.

También está plenamente comprobado, que la forma más efectiva y sostenible para sacar adelante a las naciones, generar riqueza y mejorar el nivel de vida de las personas, es a través de la generación de empleo decente y sostenible. En Guatemala, anualmente, hay más de 200,000 personas que no tienen la oportunidad de trabajar adecuadamente. El índice de crecimiento poblacional de Guatemala es el mayor de toda Latinoamérica y el crecimiento económico está seriamente amenazado.

Poco sale en noticias, del acecho que sufren la generación de empleo, la empresarialidad, las inversiones, la propiedad privada. Muchos de nosotros solo escuchamos, pero no sentimos empatía, ya que el miedo y dolor no nos afecta en carne propia, sin embargo, millones están desempleados, cientos de miles han perdido recientemente sus trabajos, centenares de empresas han cerrado y quienes viven en pobreza no encuentran la luz al final de túnel.

Termino con una pregunta y una reflexión: ¿Qué estamos haciendo como nación para que haya menos gente pobre?… ¡En vez de criticar y destruir las fuentes de trabajo formal, mejor apoyemos la generación de inversiones que a su vez propicien oportunidades de desarrollo y trabajo para quienes no las tienen!

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