Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá.”
Horacio

El Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado, visto desde un punto de vista práctico, no es otra cosa que el auténtico plan político del mismo, si un ciudadano quiere saber cuáles son las prioridades de un gobierno, no tiene más que analizar en qué pretende invertir más recursos, sin embargo, y debido a los altos grados de corrupción que cada cuatro años se eleva más, se podría concluir con que el verdadero plan de gobierno estriba repartir los dineros públicos a sus afines, amigos, deudores, financistas, o simplemente hacer piñata con lo que no es propio.

Uno de los principios presupuestarios más importantes es el equilibrio, significa por lo tanto que la suma de los ingresos proyectados, y los gastos comprometidos sean iguales, por lo tanto, lo que se pretende recibir debe ser exactamente lo mismo, que lo que se piensa gastar ni más ni menos, sin embargo, en la práctica durante muchos años, los distintos gobiernos han inflado los ingresos, principalmente los tributarios, y han asumido gastos que no van a realizar necesariamente, ya que en el camino de la practica presupuestaria, los ingresos no alcanzan y los gastos no se cumplen.

El efecto de lo anterior, da como resultado que las principales necesidades de la sociedad no se satisfagan en lo más mínimo, porque un país que adolece de educación, salud, trabajo, nutrición, seguridad, tiene como resultado una enorme falta de Justicia Social.

Desde que vivimos en democracia, los presupuestos públicos se han trabajado con déficit fiscal, lo que significa que los ingresos proyectados no se han podido cumplir, por muchos factores, entre ellos un Presupuesto que desde su aprobación viene desfinanciado, por lo que al inicio se recurría a la Deuda Pública, lo que es lo mismo prestar dinero al BM, FMI, y lo peor donaciones de países amigos, para poder subsistir. Explicándonos con un ejemplo bastante simple, una familia que subsiste con tarjetas de crédito para cumplir con sus gastos más elementales, poco a poco se va endeudando más y prácticamente hundiéndose en su propio endeudamiento.

En el país, desafortunadamente desde hace mucho tiempo, sacamos la tarea fiscal endeudándonos más, y ha subido tanto el nivel de endeudamiento, que cada año aumenta la cantidad de miles de millones que se asignan para pagar un muy alto interés, y también pagos a capital un poco más exiguos que los intereses, ambos cada año más altos.

El problema más grande que vive nuestra sociedad, se traduce en que esos supuestos gastos que se financian con Deuda Pública, se diluyen en corrupción, ya que está probado que aproximadamente el 30% del Presupuesto Público se gasta en coimas para los mismos funcionarios, por lo tanto menor calidad del gasto público, lo que significa carreteras desechables, educación invisible, salud precaria, inseguridad a todo nivel económico social, muertes por desnutrición, resultado: Injusticia Social, todo lo contrario a lo que como sociedad necesitamos y merecemos.

Por lo anteriormente expuesto, como sociedad nos sentimos cada año más en caída libre hacía el vacío institucional. Vemos y vivimos todos los años cómo se desangra literalmente el Presupuesto del Estado, en todo tipo de corrupción, porque es tanto un acto de descomposición social, comprar benes sobrevalorados, como pagar facturas de gastos inexistentes, adquirir medicinas a punto de vencerse, no impartir clases de calidad a los estudiantes, recibir mordida para dejar libre a un ladrón o asesino, para que siga delinquiendo, parchar las carreteras en vez de cuidar su calidad, todo esto es corrupción, y no nos engañemos hasta quedarse con los lapiceros de cualquier institución del Estado es corrupción.

Así que después de no haber aprobado el Presupuesto para el 2018, todas las instituciones se tendrán que ajustar con el que se encuentra vigente actualmente, pero ¿Si solamente se ejecutó aproximadamente un 30% del mismo? Como sociedad estamos en la obligación de exigir que ese 70% que no se ejecutó, más el que sigue vigente se gaste con transparencia, so pena de exigirlo como nos corresponde. La Plaza espera.

 

Artículo anteriorRechazan Pacto de Corruptos y piden depuración del Congreso
Artículo siguienteAño 2017: Más de lo mismo