Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

De conformidad con la Constitución de la República de Guatemala vigente, la política internacional es responsabilidad del Presidente de la República el determinarla; así mismo, el Vicepresidente de la República tiene la facultad constitucional de coadyuvar a la misma, ello implica que el Ministerio de Relaciones Exteriores, incluyendo por supuesto a los embajadores de Guatemala, solo implementa dicha política internacional.

Nuevamente es procedente aclarar a lo que Álvaro Arzú expresa en la página 266 de su libro: “Estábamos en Roma, en la visita al Vaticano, mientras se celebraba la reunión de Ginebra, Madeleine Albright llamó a Eddie Stein y lo amenazó con deportar a muchos guatemaltecos si no votábamos a favor de la resolución de que Cuba violaba los derechos humanos. Eddie Stein entró pálido al hotel Inglaterra en Roma, y me dijo: “Fíjate que tenemos que ceder, porque no vale la pena”, porque nosotros íbamos a votar en principio en contra de la resolución.

Fidel Castro, por su lado, me había mandado con su canciller Pérez Roque una carta personal donde me ponía en autos del asunto, pidiendo mi apoyo.  Votar en contra hubiera sido la declaración de guerra a los Estados Unidos, lo cual no queríamos tampoco, así que nos abstuvimos.  No votamos en contra, pero tampoco a favor, y de esa manera le dimos nuestro respaldo a Cuba, porque si hubiéramos votado a favor de la resolución, Cuba habría sido expulsada de la agenda de Ginebra.  Y esa fue la misma actitud que mantuvimos hasta que en el siguiente gobierno el “camarada” Portillo empezó a votar otra vez en contra de Cuba.

Por eso ya siendo yo alcalde nuevamente, vino una delegación enviada por Fidel Castro y encabezada por Ramiro Abreu, su jefe político, a pedirme perdón, porque ellos le brindaron su apoyo a Portillo en contra de mi candidato. Lo que es la vida. Durante mi gobierno entraba un avión cada seis meses con retornados y yo le reclamaba al embajador Planty. Ahora entran doce aviones a la semana y nadie dice nada”.

Al respecto de lo que Álvaro indica, estimo necesario puntualizar lo siguiente: El gobierno de Estados Unidos, como la potencia mundial que es, a través del Departamento de Estado y de los embajadores acreditados en cada uno de los países, actúa buscando sus intereses y en casos como el de Cuba, es frecuente que la persona que desempeñe el cargo de Secretaria del Departamento de Estado llame a los presidentes y/o vicepresidentes pidiendo apoyo a sus políticas y que voten a favor de las mismas, así lo hicieron también con el presidente Portillo y conmigo.

Lo mismo hacen también otros países, Cuba también hizo gestiones para obtener el voto a su favor.

En mi primera visita a ese país, el Vicepresidente de Cuba y dos de los Ministros me invitaron a un almuerzo donde abordaron el tema de cómo el gobierno de Guatemala iba a votar en Ginebra sobre si Cuba o no violaba los derechos humanos, les manifesté que el tema estaba en análisis y que oportunamente el presidente Portillo, con mi colaboración, tomaría la decisión al respecto, como lo hicimos; nuestro criterio como política de Estado fue que Cuba “violaba los derechos humanos”, razón por la cual así instruimos al embajador de Guatemala en Ginebra para que votara declarando a Cuba en falta.

En el primer año de nuestro gobierno, “el gato Padilla”, contemporáneo de Álvaro Arzú y Oscar Berger en la Universidad Rafael Landívar, era el embajador que ellos habían nombrado. Él, improcedentemente pretendió hacernos cambiar el voto por cuanto en lo personal se consideraba un izquierdista y no quería votar en contra de Cuba.

¡Guatemala es primero!
Continuará…

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