Marco Tulio Trejo Paiz

En el tránsito vehicular calles citadinas y en la red vial del territorio nacional se producen con alguna frecuencia hechos de violencia, sobre todo cuando los conductores van de malhumor; también los demás ocupantes pueden recurrir a la violencia.

Si se dan bocinazos o si se insulta a los que van adelante a vuelta de rueda o deteniendo a ratos la marcha porque no pueden circular con la rapidez que pretenden los malhumorados que los siguen golpeando bómper con bómper, bocinan para que los que van adelante a vuelta de rueda o haciendo paradas de las cacharpas unos minutos o segundos pasen pronto.

Los bocinazos que afectan los tímpanos y la andanada de insultos no siempre son tolerables por la gente que está consciente de las fastidiosas realidades de un tránsito caracterizado por la lentitud y la mala educación de algunos individuos que van pegados al timón fastidiados, encolerizados y no faltan los que se han echado copas más de la cuenta…

Puede decirse que el uso de la bocina en esos atolladeros de patas de hule o una andanada de insultos puede provocar disparos contra los desesperados por no poder circular sin tantas vainas hacia donde trabajan o a sus hogares.

Se han dado varios casos de que matan a tiros los desesperados que se violentan injustificadamente por la circulación a ritmo de un vals de Straus y no al compás de un corrido de mexicano de Jorge Negrete…

De manera, pues, que de debemos ser realistas en cuanto a circular en automóvil o en cualesquier otros trastes rodantes livianos o de peso completo, pues hay mucho desorden y otros motivos desagradables en las vías de las ciudades y de los caminos rurales como para estallar en la desesperación y en las respectivas molestias del tráfico vehicular.

Juan Pueblo, a quien no se le escapan las moscas cuando está con unos riflazos a la hora de comer junto al chucho con picante los frijolitos y yuca con sabrosos chicharrones…

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