Carlos Soto Pineda

Hueso: m. empleo público, empleo gubernamental.
Chance: trabajo, oportunidad.

En la jerga militar guatemalteca cuando alguien insistía con ahínco -casi rogaba- por una asignación, responsabilidad o “puesto”, se le hacía el comentario previo, cuasi advertencia: “Hueso pedido, sale jodido”, en alusión a la posibilidad de arrepentirse del empeño a dicha petición o que la responsabilidad podría superar las expectativas o capacidades del peticionario y provocar fracaso en su gestión, en el desempeño de la misión, y afectar el Espíritu de Cuerpo –es decir la MORAL, el honor, el respeto, el mérito   compartido por los ideales y logros del grupo de personas dependientes y/o asociadas al resultado de su labor-.

Pero como en Guatemala “el corcho se hunde y el plomo flota”, acá ya ni es “hueso pedido”, sino comprado, no importando las capacidades, antecedentes u hoja de vida de los “aspirantes” a un puesto gubernamental, acá los servidores públicos -la mayoría- se “sirven” del erario nacional sin importarles el estado calamitoso, paupérrimo de la población.

Se dice que la corrupción comienza cuando se acepta un trabajo o puesto burocrático sin tener las capacidades para realizarlo, -OJO que no hablo de las credenciales académicas supuestas para llevarlo a cabo-, que  aumenta con el grado de ineficiencia, adrede o no en el cual se desarrolle la actividad burocrática, con el libertinaje de criterio y decisión del funcionario (discrecionalidad), con el grado de centralización exagerada sobre los trámites que se soliciten o realicen  (monopolio del servicio o trámite), con las coimas y el cohecho que pueden obtenerse de dichas  actividades inherentes a la responsabilidad asignada,  con el alto grado de IMPUNIDAD y recursos legales “retardantes” o la figura de “colaborador eficaz” para evitar la condena judicial y sobre todo por la TOLERANCIA SOCIAL existente sobre los funcionarios corruptos.
Insistamos en la MORAL,  referente obligado para poseer y ejercer autoridad, para ser digno de lealtad, para poder exigir que se acaten órdenes, se respeten  normas y procedimientos regulados y no solo que se exija obediencia sin “predicar con el ejemplo”… la moral y la ética deben regir el desempeño personal y las capacidades institucionales en la búsqueda de su Fin Supremo… la realización del bien común, y así garantizarle a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona.

Se debe entender que la CORRUPCIÓN no sólo es ESTATAL, corrupción son TODOS aquellos “actos ilegales institucionalizados en la vida actual de las empresas privadas y del Estado en cualquiera de sus formas”.

“Ahora que ya quedaste, no tengas pena no me des un hueso carnudo ni un Ministerio, ni una jefatura…solo poneme donde haya…”
“Es en Guate(sic), mi hermosa tierra / donde el “hueso” nos causa furor, / por él hacemos muy dura guerra / y lo mordemos con dulce fervor…” (Alfredo Juárez Aranda,  Revista Entre Broma y Broma, No. 33 II Época, 17-5-1952).

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