Raymond J. Wennier

Los estudios sobre la Primera Infancia publicados en The Lancet, publicación británica, expresados por la representante de Unicef, Frances Begin, no son nada nuevo. Lo hemos sabido siempre y es la falta de voluntad de los gobiernos manejar esto como un problema social y no político.

“Nadie es profeta en su tierra”; en Guatemala se constata porque por años he dicho que la educación inicial es absolutamente necesaria. Otros educadores han indicado reiteradamente la necesidad de enfatizar la educación inicial; tal es su importancia que la Constitución de la República en su Artículo 74 dice que “los habitantes tienen el derecho y la obligación de recibir la educación inicial” La Ley de Educación, Decreto 12-91, en su Reglamento, Acuerdo Gubernativo 13-77, en su artículo 29, en sus niveles de educación escolar pone como el primero, la Educación Inicial.

No es optativo dar ese nivel de enseñanza, es una OBLIGACIÓN que el Mineduc no cumple. La atención al niño menor de 5 años es la base de su formación y aprestamiento, luego la pre primaria, y la secundaria.

Si se atiende a la primera infancia, no habrá tanta desnutrición. El Gobierno en sí no está en capacidad de cubrir totalmente a esta población pero sí puede y debe ser el ente rector que coordine a la iniciativa privada que puede dar este servicio. Hay programas de gobierno como los Hogares Comunitarios, son comunales, las madres cuidadoras son seleccionadas por la comunidad y el Gobierno aporta los fondos para cuatro tiempos de comida de los niños. ¿Qué pasa con ellos? ¿Cuántas instituciones tienen guarderías para que sus empleados puedan tener a sus hijos cerca de ellos?

Hay ejemplos, hay modelos, hay voluntad de hacerlos, pero la burocracia y el querer escolarizar a estos niños, son los obstáculos que se vuelven insalvables. El niño a esta edad aprende jugando. Debe recibir amor de los adultos que lo cuidan. ¿Cómo entenderlo?

Hay dos asuntos importantes, uno, es la visión a mediano y largo plazo para tener una base mayoritaria de la sociedad, educada, y el segundo es netamente estructural, la cooperación y colaboración conjuntas en un esfuerzo de combatir la desnutrición, reforzar la educación en buenas prácticas de higiene, estrategias para una estimulación adecuada de cuerpo, mente y sobre todo el ejercicio de cariño y apoyo a la niñez por parte de los adultos.

El liderazgo para lograrlo no es vertical, es horizontal y sin necesariamente una autoridad “oficial”. El liderazgo surge por todos lados, hay que permitir que aflore y que funcione correctamente. Es “dada la oportunidad, el tiempo necesario…” que habrá mayor progreso en el tema de la niñez de “-9 meses a 4 años de edad” que permita la teoría de “La lectura se inicia en el útero”.

La coordinación a nivel nacional sería entre las organizaciones específicas de salud, educación, de nutrición, reforzando los CAI (guarderías) de la SBS, que son de gran ayuda a madres trabajadoras y los Hogares Comunitarios de la SOSEP, con un modelo de educación inicial israelí.

Los ministerios de Educación y de Salud son básicos en su apoyo; deben ser de amplio criterio, de aceptación de normas mejores que las de ellos y dar libertad de acción. Control integral del desarrollo del niño en sus centros de salud. Con las ONG encargadas de estos programas tendrán mucha comunicación, diálogo constante, supervisión periódica, rendición de cuentas y publicación de resultados que permitan a la población ver los adelantos de un programa conjunto para demostrar que sí se puede.

Los resultados de un programa así desarrollado se verán en la educación preprimaria y de ésta en adelante. No habrá deserción, ni repetición en primaria; los padres de familia y los mismos niños querrán seguir experimentando una educación de excelencia.

¿Creen que es utopía? Están equivocados, sí se puede, hay que hacerlo.

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