Carlos Soto Pineda

La Historia de Guatemala no pudo ser mejor definida, genialmente descrita, que con el título de “EL SUEÑO ENCADENADO”, una historia cautiva y cautivadora, sumida en el engaño, la distorsión y la manipulación; con las aviesas intenciones de provocar la incertidumbre, el recelo por la búsqueda de un futuro mejor y el conformismo para mantener las cosas como están o empeorarlas y que la sociedad siga más preocupada, absorta en su propia subsistencia -sobrevivencia, en el CONSUMISMO e INDIVIDUALISMO a ultranza, donde no importa “como se llegue, sino llegar”, tener éxito sin importar los medios y/o formas para obtenerlo, para conseguirlo.

En este tipo de relaciones, como sucede con el atol si se enfría o calienta si cambia… cambia muy poco, solo son alteraciones transitorias -transicionales-, las situaciones concretas y formales duran muy poco o no duran nada, como la estabilidad de precios, las relaciones de trabajo, marcada por la FLEXIBILIDAD laboral, así como las sociales basadas en el “pragmatismo arribista”, en la adulación convenenciera o en el “linchamiento social” tan en boga en estos tiempos, si no solo hay que ver el caso paradigmático del actual alcalde de la ciudad capital.

Zygmunt Bauman caracterizó a esta etapa de modernidad relacionándola con los estados líquidos, acuñando la frase “tiempo líquido”, utilizándola para explicar el paso de una etapa de modernidad “sólida”, -entendiendo por ésta a una fase de estabilidad- a una fase “líquida” donde se vive en la INESTABILIDAD y reina la “flexibilidad”, conceptualizando a ésta como un estado de INCERTIDUMBRE en todos los aspectos (donde campea la INSEGURIDAD), la debilidad de los nexos y de las relaciones sociales y por ende también las emocionales, donde no se vislumbra un futuro.

“Etapa” marcada por la GLOBALIZACIÓN donde los modelos, las estructuras y relaciones sociales tienen fecha de CADUCIDAD, impuesta al antojo y voluntad de los poderes fácticos sujetos a las directrices del capital financiero ESPECULADOR; donde ahora se apela a las “AMNISTÍAS” ya sean políticas o fiscales, a la supuesta “reconciliación” para abolir la MEMORIA HISTÓRICA y conseguir una CIUDADANÍA que solo se preocupe (si es que lo hace) por el “ahorita”, ya ni por el “hoy” sino por el momentito, para poder “mal comer”, comprar la hamburguesa para “lavar” su conciencia y “donar” a los niños “necesitados”, endeudarse, “conseguir” el teléfono inteligente (Smart phone) de última generación, comprar la entrada para el concierto… y mantener -eso sí- la premisa de que “el que venga atrás que arree”.

Apelando a la definición etimológica de atol (del náhuatl atolli ‘aguado’, de atl agua y tol, diminutivo despectivo) es que tratamos de explicar esta especie de semi cocción que nos presentan, hirviente pero controlada para no provocar la “ebullición social” y lograr mantener el sopor ciudadano.

Mientras tanto les siguen dando “atol con el dedo”…eso sí, ahora la provisión es literalmente digital, no solo por lo relativo al dedo sino también por la utilización de sistemas y señales (digitales) en términos de la teoría de la información… o DESINFORMACIÓN.

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