Lic. Douglas Abadía Cárdenas

Guatemala es un país en el que la planificación familiar es casi nula, razón por la cual desde 1980 la población se ha incrementado desmedidamente hasta llegar a 16.5 millones de habitantes aproximadamente en el año 2017, característica que lo hace ser el país más poblado de Centroamérica.

Actualmente es común que cualquier guatemaltec@ enfrente problemas de sobrepoblación especialmente en la ciudad capital y algunos departamentos como Quetzaltenango y Huehuetenango, entre otros.

La sobrepoblación trae consigo consecuencias negativas como la falta de empleos, la inseguridad, la  escasez de vivienda,  poca accesibilidad de los transportes, la educación muy cara y de baja calidad, escasez de alimentos,  la falta de oportunidades para los ciudadanos, etc.

La planificación familiar  es la definición realizada por un hombre y una mujer proyectados como familia, en la que determinan responsablemente el número de hijos que tendrán considerando las necesidades que ellos implicarán, y qué proyecto de vida aspiran a tener como familia. También se habla del tema en la actualidad haciendo referencia al «control de la natalidad».

Actualmente el concepto de planificación familiar ha tomado gran relevancia, pues cada vez más se intenta tener un mayor control en la demografía dentro de un país determinado, esfuerzo orientado a superar el círculo de la pobreza y elevar los estándares de vida y educación de la población. Por esto, los programas de planificación familiar han ido tomando más fuerza y, asimismo, volviéndose más completos y sofisticados.

Básicamente estos programas consisten en otorgarles a las parejas un conjunto de actividades y procedimientos que contengan información, educación y anticoncepción para que éstos sean capaces de definir correctamente su planificación.

En nuestro país sobran actores que se oponen a que las parejas guatemaltecas planifiquen cuántos descendientes desean traer al mundo, las iglesias desde la Católica radical hasta las religiones de reciente auge en esta realidad tercermundista se hacen de la vista gorda en cuanto al tema en mención.

Otros actores que se oponen a la planificación familiar son tanto los dirigentes políticos como el sector empresarial, pues es lógico que para los políticos las personas representen votos e impuestos; en el caso del sector empresarial representan consumo de bienes y servicios aun cuando dicho consumo en Guatemala el dinero provenga de actos ilícitos como secuestros, narcotráfico, extorsiones, etc.

Es poco esperanzador esperar a que dirigentes políticos, empresarios y religiosos aborden el tema de la planificación familiar en nuestro país; pues pareciera no interesarles en lo más mínimo abrir el debate en torno a tan importante tema.

Por otro lado la población guatemalteca seguirá reproduciéndose como conejos, sin ni siquiera reflexionar acerca del futuro oscuro que les esperará tanto a los padres de familia como a sus descendientes, quienes serán los que pagarán carísimo el hecho de haber tenido padres irresponsables e ignorantes en dicho tema pero súper inteligentes para acostarse a diestra y siniestra con el sexo opuesto.

Recordemos que nuestro país está en construcción en la mayoría de aspectos importantes, por lo que es sumamente urgente sentar precedentes en aras de que tal vez algún día otra Guatemala será posible.

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