Tras la movida que hicieron en el Congreso para cooptar el Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala, lo que generó un vacío por lo burdo de la maniobra, se está nuevamente en proceso de nombrar al responsable de la dirección de esa entidad llamada a jugar un papel fundamental en nuestro país dada la cantidad de compatriotas que han emigrado por necesidad en busca de las oportunidades que su propia patria les niega y el peso que su aporte tiene en la vida nacional porque las remesas que envían a sus familiares que quedaron en el terruño se han convertido en el motor de nuestra economía.

Por principio creemos que ese Consejo tiene que estar dirigido por gente que entiende porque lo ha vivido, el drama de la migración y que no se trata de llenar un puesto burocrático con los amigos o paniaguados, sino que es fundamental que se le dé verdadero sentido para el cumplimiento de su fin esencial de atender al migrante. No olvidemos que las condiciones en que se vive la migración para los guatemaltecos más pobres, los que tienen que pasar duras vicisitudes para llegar a su destino y luego para sobrevivir en un ambiente muchas veces hostil y marcado de racismo son en verdad dramáticas y para algún burócrata acomodado el puesto al frente de Conamigua no pasa de ser una oportunidad de oro para viajar disfrutando los viáticos a su disposición. En cambio, si es un migrante quien es nombrado al frente del Consejo, otro será el resultado porque sin duda que entonces sí veremos que hay esfuerzos por darle verdadera atención a las necesidades de nuestra gente.

La comunidad migrante, como todas las comunidades de Guatemala, tiene sus diferencias y a veces hasta sus confrontaciones y peleas porque, por supuesto, es un reflejo de lo que históricamente hemos hecho aquí. Pero ahora que hay oportunidad de revertir las malas decisiones adoptadas por los diputados y se puede confiar en que la presión ciudadana tendrá algún efecto, es importante cerrar filas para que sea un guatemalteco de los que tuvo que sufrir en carne propia la migración quien sea electo. Y por supuesto que debe ser uno de esos miles de migrantes que han logrado una notable superación y que se han formado académicamente en su nuevo lugar de vida, y de ellos hay abundantes ejemplos, para que exista un adecuado plan de trabajo y además una eficiente rendición de cuentas. Creemos que no es momento para amiguitos o amiguitas, sino es vital que un verdadero migrante asuma la responsabilidad.

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