Jorge Raymundo

Al parecer el regreso de la Formación inicial docente a las normales parece inminente, de donde nunca debió salir, sino desde allí operar los cambios que se necesitan para el nuevo subsistema de formación inicial docente. Me declaro partidario de la necesidad de elevar el nivel de formación docente en función de la calidad de la educación que se necesita y de cara a las características sociales, económicas y étnicas del país. En un país en el que las relaciones entre los pueblos y grupos sociales han sido marcadas por el racismo, la exclusión, la falta de oportunidades y la carencia de una ciudadanía consciente y responsable, es urgente replantearse la calidad de los docentes que forman las futuras generaciones. Soy fiel creyente de la formación de nuestros nuevos maestros al nivel terciario o superior como algunos dicen. Lo que no significa que necesariamente tenga que ser en una universidad. En un buen número de países hay universidades pedagógicas o escuelas o institutos normales, especializados en formación docente, cuyo personal docente altamente calificado a nivel de licenciatura, maestría o doctorado en educación y sobre todo formador de formadores que es de lo que carecemos en Guatemala. También esos países la formación docente siempre ha estado bajo la rectoría de los ministerios de Educación, lo cual en Guatemala no sucede eso porque el Mineduc no tiene autoridad sobre la universidad, por la tan cacareada autonomía universitaria.

Ahora bien, si este regreso es inminente, ojalá prive la razón, la cordura y la responsabilidad en los magistrados para brindar un compás de espera mientras se creen las condiciones para que este regreso no sea para terminar de amolar la formación de los pobres estudiantes que han elegido estudiar esta carrera. Porque, si mañana se reabran las normales y empiecen a inscribir cuanto alumno se le antoje porque en este país los que medio pueden estudiar, estudian “aunque sea de maestro”, en realidad las normales no están listas para atenderlos debidamente. Aunque, claro está, los colegios privados, que están detrás del recurso que interpusieron los diputados, pueden ofrecer el oro y el moro y empiecen a inscribir mañana, aunque no cuenten con las condiciones mínimas para hacerlo. Pero negocio es negocio. Y en eso, lamentablemente se ha vuelto la formación de los nuevos maestros en estos disque establecimientos educativos.

Además de ello, el equipo técnico y legal del Ministerio de Educación podría implementar, como debió hacer la administración Patriota la propuesta del nuevo subsistema de formación inicial docente que la Mesa Técnica, conformada por docentes normalistas, estudiantes, padres de familia, técnicos del Mineduc trabajó durante tres años para ser implementada en el seno de las Escuelas Normales tanto interculturales como bilingües y en cada comunidad lingüística, como quedó establecido en los Acuerdos de Paz. Lamentablemente esta propuesta bien trabajada y consensuada por todos los actores, la administración anterior lo tiró a la basura y –en un acto por demás irresponsable– tiró la formación docente a la universidad, que como he dicho en otros espacios no tiene experiencia en formación docente. Desde esta tribuna, humildemente, por el bien del país y por el bien de la juventud que aspira ser maestro, un poco de cordura a los diputados, a los colegios privados, a los normalistas, a los magistrados para que este regreso, si se tenga que dar, se haga prudentemente, en un plazo perentorio como lo propuso la mesa técnica.

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