Ayer, en un bus urbano que su familia había abordado para regresarlo a su casa desde un hospital, murió Ludvin Bernal Tiul Chacach de 4 años, por el bloqueo de la carretera dispuesto por el Comité de Desarrollo Campesino que impidió la movilización de personas en importantes carreteras del país. Entendemos que a falta de respuesta a sus peticiones, muchos grupos se ven obligados a tomar medidas de hecho para hacerse oír, pero cuando como resultado de esas medidas ocurren dramas como el de ayer, cuando el menor agonizaba en el bus porque la ambulancia que habían llamado no pudo llegar hasta que terminó el bloqueo, es importante revisar esas estrategias.

Guatemala es un país en el que por dificultades de movilización muere mucha gente. No sólo por los bloqueos de carreteras, sino por los grandes atascos que se generan por la deficiente gestión edilicia que en treinta años no ha atinado a entender que no es con pasos a desnivel como se resuelve el problema vial porque con esas millonarias obras lo que hacen es trasladar el embotellamiento a pocas cuadras de distancia pero sin liberar realmente las vías. Muchísimos pacientes trasladados en ambulancias han muerto porque las unidades no pueden avanzar dado el absoluto bloqueo de las rutas en el área urbana y ni siquiera usando la sirena de emergencia hay posibilidad de que el tráfico congestionado les pueda dejar paso libre.

Pero en el caso de ayer debemos reiterar que es sagrado el derecho a la manifestación pacífica de los ciudadanos para demandar respuesta a su derecho de petición. Sin embargo, todo derecho implica también responsabilidades y en ese sentido no puede pasarse por alto que las manifestaciones deben respetar el derecho ajeno. Hoy mismo estamos nuevamente observando la movilización de los grupos campesinos que han bloqueado el paso por distintos puntos del país, complicando la situación a cientos de miles de personas que por las más variadas razones necesitan desplazarse de un sitio a otro.

Es preciso que las organizaciones sociales, ciertamente desesperadas por la falta de atención de las autoridades y forzadas a las medidas de hecho, encuentren acciones más creativas que, inclusive, puedan ser más efectivas para lograr resultados efectivos sin el desgaste que significa el enajenarse la simpatía de la población que sale afectada por ese tipo de acciones.

Ayer se pudo ver la presencia de la fuerza pública desalojando a los manifestantes pasadas varias horas del inicio de la actividad y ojalá no se presente un trágico incidente que pueda traducirse en la pérdida de más vidas humanas.

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