Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Una mala reputación es una carga, ligera de levantar, pesada de llevar, difícil de descargar.”
Hesíodo

El antejuicio es una figura establecida en la Constitución, con el objetivo de proteger a los funcionarios públicos, para que los mismos no sean detenidos, ni sometidos a un proceso penal, sin que antes exista un estudio, y posteriormente una declaración de la autoridad competente, de que existen elementos suficientes para la formación de causa penal.

Esta garantía constitucional, es un derecho inherente al cargo, por lo que en teoría no se le otorga a la persona en sí, sino que a la institución que representa; por lo que el mismo termina para la persona cuando esta ya no ostenta el cargo.

Sin embargo, con el paso del tiempo, esta garantía ha sido mal utilizada por diferentes personas para realizar malas prácticas, como actos de corrupción, trata de personas, narcotráfico y otros actos delictivos más, solapándose tras esta protección, que nació con un propósito noble, se ha prostituido, porque el ser humano que ostenta el poder, tiende a hacerlo con todo lo que tiene a su alcance.

Aunque es un sentimiento generalizado, que el 90% de los diputados sea despojado de su curul, lo más pronto posible, por varios motivos, especialmente actos corruptos y deshonestos, no ha sido fácil, y no lo será por el sistema garantista en el que se funda la actual Constitución, sin embargo, en el caso de los diputados, su descaro ha ido más allá de cualquier imaginario que pudo tener cualquiera conociendo la pobreza, en su mayoría del ser humano.

Sin embargo, se visualiza una pequeña luz en el camino que hemos vivido desde siempre los guatemaltecos, y consiste en que a pesar de sus excepciones más que desafortunadas, la mayoría de los jueces ha actuado con coherencia, y de ahí que 31 diputados se encuentren actualmente enfrentando la Justicia, probablemente para alguien no es suficiente, pero es más de lo que se ha logrado por otros medios, y puede servir de precedente para los que aún no se encuentran investigados, y los que no han llegado al Congreso.

Así como el cuerpo humano desecha los virus del cuerpo, el mismo sistema está separando a los supuestos delincuentes, sus financistas y protegidos, de un sistema que se encuentra demasiado desgastado, producto de los sistemas paralelos que han existido siempre, con beneplácito de grupos religiosos, económicos y sociales, sin importar el utópico “Bien Común”, pero que en los últimos tiempos se ha desbordado de tal forma, que cual Caja de los Truenos, ha desatado en esta legislatura todos los males que a un funcionario indigno se le puede reprochar, los más grandes actos de corrupción, que anteriormente fueron un secreto a voces, más hoy llenan titulares de los medios de comunicación.

Por si no fuera suficiente, los integrantes de uno de los organismos más señalados por su falta de resultados acordes a la función para la que fueron electos, se auto recetan una ley que beneficiaria los actos corruptos de los responsables administrativos de los Partidos Políticos.

La lupa de la Justicia y de la opinión pública se encuentra depurando tanto al Legislativo, como otros Órganos y entes del Estado, en respuesta a la presión de una población que se encuentra hastiada de la falta de los servicios básicos de cualquier sociedad, como lo son salud, educación, trabajo digno, vivienda, alimentación, seguridad y Justicia Social, como un mínimo de necesidades esenciales.

En Guatemala como en otras sociedades, existe la garantía del Antejuicio, también existen otras muchas en las que no es necesario, todo depende de que parte del ecuador de la ética se encuentra la sociedad, y nosotros desafortunadamente nos encontramos en esa parte de humanidad al límite del mal, y no somos todos, pero si la mayoría de los que representan o dirigen.

Por lo tanto, aunque no sea lo que merecemos, si nos encontramos ante una autodepuración del sistema corrupto, y utilizo este término porque al actuar antiéticamente, ellos mismos han creado su propia Caja de Truenos.

 

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