Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

De conformidad con la Ley de Emisión del Pensamiento, cuando en un medio se publican hechos inexactos las personas aludidas tienen el derecho de requerir se publique en el mismo lugar, con los mismos titulares y el doble de espacio, la aclaración respectiva.

Sin embargo, cuando los hechos inexactos o tergiversaciones se producen en un libro no puede requerirse que se hagan las aclaraciones procedentes por cuanto el libro ya está editado e impreso.

Recientemente y con un formato de entrevistas y preguntas realizado por el periodista Méndez Vides, se ha publicado el libro titulado “Arzú y el tiempo se me fue”. El mismo consiste en 380 páginas y, aunque las preguntas en su mayoría son de una línea, las respuestas son de un promedio de cien líneas, lo que evidencia que las preguntas fueron hechas a la medida y las respuestas fueron estudiadas, documentadas y sumamente extensas.

No pretendo decir que Álvaro Arzú no es un hombre inteligente, pero tendría que ser un genio para tener en la mente y también en la punta de la lengua toda la información y datos con que ha respondido las más de cien preguntas que contiene el libro.

Debo de manifestar que me parece positivo que Álvaro Arzú haya hecho el libro indicado con Méndez Vides, por cuanto el mismo permite a todos los guatemaltecos tener acceso a las opiniones, acciones y planteamientos que Álvaro ha realizado en sus más de 70 años de vida.

En lo personal inicio por indicar que Álvaro es una persona a la que conozco, podría decirse de toda la vida, probablemente no lo recuerde, pero le conocí cuando él era un “güiro” y vivía con sus padres y hermanas en la zona 2, en el Barrio del Hipódromo, entre la Avenida Simeón Cañas y la 7ª. avenida, en una amplia casa construida de madera como las que habían traído al país las empresas bananeras norteamericanas.

La razón por la cual conocí a Álvaro fue porque, como se estilaba en esa época, yo acompañaba a un amigo, Manolo Estrada, que visitaba a su hermana Lucrecia con ánimos de cortejarla, yo era el tercero en estar presente y el cuarto era “Alvarito” que, como la mosca, entraba y salía a la sala de su casa donde nosotros nos encontrábamos en diferentes tardes.

Pasó el tiempo, y de nuevo coincidimos, aunque con algunos años de diferencia en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar, donde yo era estudiante en la primera promoción de alumnos y Álvaro y el “sholón” Porras, “el conejo” Berger, “el perico” Pellecer y Willy Cruz venían en la tercera o cuarta promoción de estudiantes de Derecho.

La tercera etapa de coincidencia ya fue cuando Álvaro, como secretario general del PAN y mi persona como diputado electo y jefe de bancada, en 1991 participamos apoyando a Jorge Serrano en la segunda vuelta, en la cual quedó electo como como Presidente, Jorge.

En ese momento, también Álvaro fue uno de los organizadores y negociadores de cómo se integró el Gabinete de Jorge Serrano y la primera Junta Directiva del Congreso de la República.
Continuará…

¡Guatemala es primero!

 

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