Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

La mejor forma de asegurarse que algo no cambie es logrando que no se hable del tema y algo así estamos en la Guatemala de hoy porque nos tienen entretenidos sin que nos enfrasquemos en un debate profundo de los eternos y grandes problemas del país. Una fabricada lucha ideológica domina el panorama y la gran mayoría de debates se sustentan con argumentos de cuchubal que explican mucho de nuestra realidad.

A muchos de los que ven esto como un tema de clases, que dicen que el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) son los brazos de la izquierda, les digo que solo para efectos de la discusión les voy a conceder que sus argumentos son válidos (cosa que no comparto), pero que asumamos que en Guatemala se “abolen” el MP y la CICIG, los americanos se olvidan de la lucha contra la corrupción y que aquí nadie ha cometido ilícitos.

Pero cuando pregunto, ¿cómo resolvemos el gran problema de falta de oportunidades que tenemos? ¿Cómo logramos generar más mercados sin oportunidades? ¿Cómo rompemos la desnutrición que inicia desde el vientre y que se prolonga en la eternidad? ¿Cómo podemos lograr que la salud deje de ser un privilegio de unos pocos? ¿Qué debemos hacer con relación a los 2.5 millones de jóvenes que no entraron a las escuelas en el 2016 y a los casi 345 mil que no pasaron de grado en la primaria? ¿Cómo lograr que la gente deje de ser nuestro principal producto de exportación y que nuestra economía respire artificialmente a las remesas de los nuestros?

¿Cómo logramos tener un sistema más transparente con una verdadera rendición de cuentas? ¿Qué alternativas hay para el gasto, para las compras, adjudicaciones y concesiones si tenemos más de 600 unidades ejecutoras y fiscalizarlas es imposible? ¿Cómo logramos reformar la Contraloría de Cuentas que es un botín político necesario para asegurar impunidad y por ello es que los políticos y sus socios pactan para nombrar al titular? ¿Cómo hacemos para que el Estado de Guatemala aproveche las economías de escala?

¿Cómo resolvemos el problema de la justicia en Guatemala si la elección de nuestras altas autoridades está supeditada a pactos políticos? ¿Cómo logramos tener una justicia pronta y cumplida con facilidades para el litigio malicioso y con solo 6 jueces para cada 100 mil habitantes cuando el estándar internacional es 17 por esa cantidad de habitantes?

¿Cómo podemos pensar en un Estado eficiente, independientemente de si es uno grande o pequeño, si resulta que es el botín con el que los de turno pagan a quienes trabajaron en las campañas? ¿Cómo logramos que más gente participe en política si las reglas de la cooptación están más vivas que nunca, si los diputados se rehúsan a abrir los listados, a bajar las barreras de participación para que nueva gente pueda incursionar en la política?

Generalmente se vuelve un monólogo al que necesitan regresar a decirme que todo lo que ocurre en el país es parte de una agenda ideológica, pero del fondo del asunto “no se oye padre” porque no se tiene con qué debatir y por eso digo que no nos pueden tener en esta situación en la que no discutimos los grandes problemas del país que por cierto, tienen su asidero en la corrupción y la impunidad que ahora, poco a poco, se va enfrentando.

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