Mario Alberto Carrera
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26 y 27 de septiembre
Pocos hechos recientes me han producido tanto alborozo como la madrileña captura del viejo gorrino von Zeppelin. Tengo que confesar mis pecadillos ocultos: a veces el mal ajeno me llena de mucha alegría sobre todo cuando la causa es el mal que recae en alguien que por años yo he considerado un delincuente descarado. Zeppelin lo fue por dos o tres décadas presumiendo de consejero de campañas presidenciales, gurú de presidentes malolientes e impresentables. Columnista del periódico de mayor circulación donde era celebrado por sus propietarios. Finalmente, intermediario entre López Estrada, Porras Zadik, Slim y el Satanás de los satanases genocidas y corruptos: Otto Pérez Molina.

No siempre a todo coche le llega su sábado. Pero a ese von Zeppelin sí que le llegó. Espero jubiloso y esperanzado su prisión guatemalense.

28 de septiembre
Black Pitahaya –el payaso nacional de la incultura como el palacio donde atiende y despacha las cosas del mercado– se desdice y casi dice odiosamente que ¡ahora ama!, a la CICIG, al tal Iván y a la tal Thelma. Que es respetuoso hasta de lo que no lo había sido anteriormente. Y todo por la plata del PAPTN. Pobre Clown que, en su miserable capacidad intelectiva, da patadas de ahogado a cada rato. Con un pensamiento errático y divagante afirma una cosa y a los ocho días dice otra. Pensamiento esquizofrénico (doble o triple personalidad) que muta como sus calzoncillos casi a diario. Y en ese delirio arrastra a la ciudadanía que ya no sabe qué pensar: si pedir que se vaya ¡ya!, o dentro de unos meses. Cuando prospere alguno de los antejuicios que le cuelgan. Y entonces caeríamos en las garras de Jafeth –amigo íntimo del Fantasma– que también dará, tarde o temprano, con sus huesos en la cárcel.

30 de septiembre
Sacudidas y visajes con desdén da la oligarquía nacional. La que es más deleznable: la derecha de las derechas, que es como decir la antesala del averno (en mi concepto) y la del cielo –para ella– mientras duren sus goces y sus sombras. Sacudidas y coletazos en reacción a los acontecimientos del 20S, en la hoy llamada corrientemente La Plaza.

La Oli de las Olis ha repensado (como quien eructa y se le repite el rábano) y lo ha planteado así en algunos medios, que lo del 20 de septiembre fue una farsa montada por los comunistas del PGT. Tal planteamiento me huele a FCN, a Fundación contra el Terrorismo y a los militares retirados de Avemilgua. Y a cierto grupúsculo ultra conservador del CACIF (con sus columnistas). Troupe que, desde luego, no es la que comandan los Gutiérrez que van de progres.

¿Pero es que el PGT existe y es un espectro sostenido por el veterano don Edelberto Torres y sus semillas? El PGT sólo está vivo en la cabeza de la Oli de las Olis. Y punto en boca. La Oli de las Olis trata de resucitar el fantasma del partido comunista de Guatemala (o de los trabajadores) para asustarnos con el petate del muerto.

Señores del CAN y del MLN: los semillas son ya pobres adaptados al sistema que tratan o están convenientemente en contubernio con la Oli progre. Quien, acaso, hasta les ceda (a los semillas) el poder en 2019 –o antes– según vayan los asuntos con el Clown nacional. Son cosas de la política llegar a acuerdos entre antípodas. Pero no para políticos medievales que tienen la esperanza de que al despertar el dinosaurio de Tito aún esté allí.

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